Los Tobas
Antes de las incursiones iniciales
del hombre blanco en territorio americano, ya este grupo de naturales tenía su asiento en lo que es hoy el territorio chaqueño. Ocupaban parte del Chaco central y Chaco austral. Sus dominios se extendían sobre
el oeste hasta el Valle de San Francisco en la provincia de Jujuy, por el sur hasta el río Salado, llegando por lo tanto, al norte de Santa Fe.
Considerados los indígenas más
hermosos que poblaron el territorio del Chaco, han sido también los más belicosos.
La elevada estatura, su desarrollo
y musculaturas excepcionales y sus facciones en general llamaron la atención desde el primer momento a los conquistadores.
De cabeza grande presenta un rostro ancho y frente saliente, fueron llamados
“frentones” por la costumbre de raparse la parte delantera de la cabeza. También acostumbraban a arrancarse los
escasos pelos de sus barbas, pues eran lampiños
Su rostro presenta nariz ancha,
fosas nasales muy abiertas, pómulos pronunciados y boca grande con gruesos labios. Sus ojos semicerrados en el extremo exterior
dan la impresión de ser inclinados hacia arriba.
El color de su piel es bronceado,
casi moreno – oliva, de cuerpo más bien robusto y gruesas piernas, individuos cuya altura varia entre 1.68 y 1.70 m
losa hombres, siendo las mujeres mucho mas bajas, no se observa gordura excesiva. En cuanto al carácter, el Toba es por lo
general apático y retraído, casi nunca se lo ve sonreír.
Siempre
fue un buen rastreador, cazador, y mejor jinete. Cuando vivían en los bosques
se alimentaban de frutos silvestres y de productos obtenidos de la caza y de
la pesca. El sistema de caza menor consistía en la búsqueda de un paraje con variedad de animales, efectuaban un círculo de
fuego que quedaba abierto solo por un lado, para dar salida a un animal por vez, lugar donde ellos esperaban con garrotes
para efectuar la caza, este sistema reemplazó al antes denominado “chacu”. Si bien este método proporcionó sustento
a las tribus en los primeros años de la colonización española, más tarde utilizaron también la carne del poco ganado vacuno
que criaban. Fabricaban bebidas fermentadas, para lo cual recurrían a la miel de abejas, algarroba, maíz o frutos diversos.
También conocieron el tabaco.
La primitiva vida nómade de
los Tobas los llevó a construir viviendas desmontables con posibilidad de traslado: toldos de estera. Para levantar esos toldos
se disponían en el suelo, en línea recta, una doble fila de horcones unidos entre si mediante ramas tendidas transversalmente,
esta armazón se cubría con esteras de fibras vegetales. Algunos grupos levantaban “habitaciones” , pequeñas chozas
hechas con ramas clavadas en circulo sobre el suelo, atadas luego en su extremidad superior y cubiertas con paja o pequeñas
ramas. En épocas posteriores la vida se tornó totalmente sedentaria, toldos de estera y chozas de paja en reunión más o menos
numerosa, constituían una población. Orientaban sus chozas de este a oeste para ponerse a cubierto de los calientes vientos
del norte o las frías ráfagas del sur. Para protegerse de las inclemencias del tiempo recurrían a una sencilla vestimenta:
los hombres usaban como único vestido mantas tejidas en lana de oveja, teñidas de varios colores, cubriendo la mitad de su
cuerpo desde la cintura hasta las rodillas. Las mujeres con idéntica indumentaria, casi siempre estaban cubiertas con cuero
de nutria. Complementada con adornos, pinturas y tatuajes. Los primeros consistían en collares hechos con pequeños rectángulos
o círculos de concha, también llevaban fajas de lana dibujadas a los efectos de contener la manta. Pinturas y tatuajes, idénticos
en su escasa originalidad creativa, se referían a figuras geométricas más o menos complicadas.
Poco se conoce acerca de la
organización social de estos aborígenes, sus agrupaciones – más o menos numerosas – tuvieron al frente como responsables
del núcleo a jefes o caciques. De gran influencia durante períodos de guerra, el cacicazgo fue en las primeras épocas hereditario,
más tarde, el honor de ser cacique paso a ser fruto de una selección entre los individuos más hábiles y valerosos.
El matrimonio era realizado
mediante la compra- por parte del pretendiente- de la mujer deseada, al mismo tiempo el futuro esposo debía mostrar sus aptitudes
a través del cumplimiento de pruebas (Ej. “Serenatas”, cantos prolongados durante días enteros) Solo después del
cumplimiento de tales actividades se consumaba el matrimonio.
Puede considerarse a los Tobas
la tribu más belicosa e indómita del Chaco, pues en todas las épocas (hasta fines del siglo XIX) mantuvieron en jaque a los
blancos (españoles y criollos), aun entre ellos mismos eran frecuentes los choques sangrientos. Las armas de los Tobas eran
sencillas el arco, las flechas de puntas de madera o metal, la lanza y la macana. Algo intenso e interno los guiaba en esa
furia incontrolable contra el blanco…la defensa de su suelo, del lugar de sus ancestros. Creían que el español les quitaría
todo derecho y toda propiedad
Los matacos
La
nación mataca llegó a ocupar un área relativamente extensa, ya que se los podía encontrar en territorios de las actuales provincias
argentinas de Chaco y Formosa, como también en las zonas cercanas a los actuales países de Bolivia y Paraguay. Las aldeas
Matacas estaban ubicadas, en su mayoría a lo largo de las márgenes de los ríos Bermejo, Teuco, Pilcomayo y otros de menor
caudal.
La fisonomía del indio mataco no fue tan agradable al hombre blanco como la de otras tribus. De cara más achatada que
la del toba, presenta ojos más grandes y alargados, oblicuos hacia el lado de la nariz. En la cara ancha con pómulos muy pronunciados
se distinguen la frente reducida, la nariz achatada, la boca grande con labios gruesos y pequeños dientes, parejos, blanquísimos
y tan fuertes que ni en los ancianos disminuían su vigor. La cabeza grande y maciza cubierta por cabello largo y revuelto.
De espalda y pecho anchos, piernas y brazos bien proporcionados, los pies mas bien chicos al mismo tiempo que vueltos hacia
adentro.
Trabajadores responsables, son
a la vez reservados y desconfiados. El idioma resulta difícil y de pronunciación dura. La sintaxis es simple y directa, como
ocurre con todos los pueblos sin literatura, el vocabulario no contiene más que las palabras correspondientes a las necesidades
diarias, faltan por ello los conceptos más elevados que impliquen abstracción
La alimentación mataca era vegetal
y animal, comían las piezas obtenidas en la caza, pescados de ríos y esteros, frutos silvestres. En algunas oportunidades
sometían la carne a la acción del fuego, para ello hacían girar entre las manos un madero cilíndrico sobre otro puesto horizontalmente,
hasta encender el aserrín resultante. Gustaban muchísimo de las bebidas alcohólicas, obtenidas por la fermentación del fruto del algarrobo, también conocieron el tabaco.
Construían sus viviendas con
ramas plantadas en el suelo conformando una bóveda en la parte superior, sobre ellas arrojaban abundante paja hasta cubrirla
por completo. Estas casas eran siempre bajas variando el tamaño de acuerdo al número de habitantes del núcleo familiar. Los
poblados se formaban por la agrupación de un número variable de construcciones. Cuando debían mudarse acostumbraban a quemar
sus chozas.
Los elementos utilizados en
la vida diaria eran escasos, un limitado ajuar doméstico, unas pocas pieles para acostarse, algunos cacharros de barro y bolsas
que colgaban en las paredes. En la puerta de cada casa plantaban una lanza y junto a ella el arco y las flechas.
En su estado natural –
es decir viviendo en la selva- ambos sexos no acostumbraban a llevar ropas, fuera de ella los hombres usaban taparrabos y
las mujeres una manta o delantal de tela o cuero, cubriendo desde la cintura
a las rodillas. Ambos sexos usaban camisas tejidas por ellos mismos y calzaban ojotas. En cuanto a los adornos se pudo observar
collares, pulseras de cuero y vinchas de plumas de avestruz. Estas últimas eran portadas como amuletos, también cintura, muñecas y tobillos podían ser adornados con plumas. El tatuaje era un adorno más, además de
una costumbre entre estos pueblos. Las formas eran geométricas. Así mismo, recurrieron
a la pintura en la cara como manifestación del estado afectivo, así el negro indicaba duelo, el rojo y el verde eran colores
también usados.
La familia, monógama surge del
matrimonio que se realiza previo convenio entre los pretendientes. En épocas prehispánicas algunos individuos convivían con
dos mujeres bajo el mismo techo. La delimitación de actividades masculinas y femeninas era clara. El hombre llevaba a la familia
los alimentos, fabricaba armas y guerreaba, mientras que todas las otras tareas del autoabastecimiento familiar y social corrían
por cuenta de la mujer. Los niños, muy considerados, se criaban bajo la directa vigilancia de la madre.
Las agrupaciones de matacos
re4conocían jefe o caciques que los dirigían durante la guerra y que presidían en muy contadas ocasiones la vida interna del
pueblo. Para un mejor ordenamiento, distinguían al cacique general de los secundarios y de los capitanejos, de áreas de dominio
más restringidas. En su relación con el blanco no fueron particularmente agresivos, no obstante, se tiene la certeza de que
sus guerras intestinas han sido continuas y sangrientas. Según algunos autores los motivos podían ser la invasión de una tribu
de la jurisdicción de pesca o caza de otra, la venganza de simples ofensas, etc. Los ataques se llevaban por sorpresa, las
poblaciones que los sufrían quedaban arrasadas, viviendas incendiadas, mujeres y niños capturados, prisioneros adultos muertos.
No conocieron el comercio, realizando
simples trueques o intercambios con pueblos limítrofes, de este modo conseguían productos que les interesaran para uso en
la vida diaria.
No sucedió lo mismo con respecto
a la expresión artística, que era ejercitada por ellos. Si bien sus aptitudes eran limitadas, se exteriorizaban a través de
ornamentos, alfarería, danzas y cantos.Tejidos, bolsas y otros trabajos con fibras eran adornados de modos diferentes, también
las pipas de madera no representaban lisas sino con delicados ornamentos. La alfarería no tuvo destacada importancia, siendo
muy escasos sus cultores.
Sus sencillas danzas consistían
en rítmicas carreras en círculos, zig zags, movimientos repetitivos, etc. Lo mismo ocurría con los cantos, igualmente primitivos,
construían pequeños silbatos de madera mediante los que emitían sonidos. Los cantos, junto con gritos y saltos, constituyeron
uno de los procedimientos de sacerdotes o hechiceros para curar a los enfermos, hacían las veces de médicos.
Así
vivieron los representantes de uno de los grupos indígenas del Chaco, cuyos descendientes aún se encuentran en algunas poblaciones
de la provincia