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Juguetes Ethnicos

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JUGUETES DE NUESTROS PUEBLOS ORIGINARIOS

 

DESAFIANDO EL TIEMPO, CONSERVANDO LA TRADICIÓN

 

 

El Buenos Aires Toy Museum se congratula en hacer conocer esta incipiente sección, dedicada exclusivamente a la investigación y difusión de los juguetes de los pueblos originarios de nuestro suelo.

La Argentina, como toda América Latina, es un país de pasado aborigen. Decenas y decenas de tribus habitaron su suelo durante siglos y hoy, unos años ya inmersos en el tercer milenio, un puñado de grupos étnicos sobreviven aún en pequeñas comunidades ubicadas a lo ancho y a lo largo del país.

Dentro de este panorama, ciertas tradiciones han logrado superar los obstáculos que les ha deparado el destino, manteniéndose presentes en los descendientes de los antiguos pobladores del suelo argentino. Los juegos y la creación artesanal de juguetes por parte de estas tribus, así como los materiales utilizados y el valor atribuido a ellos, son algunas de las costumbres que perduran y una muestra clara de sus culturas, muchas veces reflejos de un vaivén constante entre dos polos de la tradición de estas comunidades: lo fielmente aborigen y el sincretismo.

Desde el Museo del Juguete argentino ya hemos hablado en otros textos[1] la certeza existente sobre la producción de artículos de entretenimiento infantil por parte de los pobladores americanos precolombinos. Hoy, parte de ese pasado teóricamente irrecuperable reaparece a la luz de los estudios que se están realizando en los territorios habitados por estas poblaciones. Nosotros creemos imprescindible un análisis sobre esta clase de objetos, que nos oriente hacia un conocimiento preciso sobre los mismos y, a través de ellos, sobre sus productores.

Gracias a la inestimable colaboración de Victoria Elizabeth Crudo, con años de experiencia en este tipo de investigaciones, desarrollándolas actualmente en la

provincia del Chaco, llega a nosotros este estudio sobre las tribus que habitaron el Chaco argentino, los Tobas y los Matacos, que nosotros damos a conocer en esta sección.

Esperamos que disfruten de la misma y que les ayude a conocer y comprender mejor a los primeros habitantes de nuestro suelo, los grupos étnicos del territorio argentino.

Ante cualquier duda y/o información sobre el tema, envíenos un mail y le responderemos al instante.



[1] En la sección Historia del juguete hacemos una pequeña mención a la existencia de juguetes precolombinos. Visitela para mayor información

INVESTIGACIÓN Y RELEVACIÓN DE DATOS: Victoria Elizabeth Crudo

REDACCIÓN: Buenos Aires Toy Museum

 

Los Tobas

        

         Antes de las incursiones iniciales del hombre blanco en territorio americano, ya este grupo de naturales tenía su asiento en lo que es hoy  el territorio chaqueño. Ocupaban parte del Chaco central y Chaco austral. Sus dominios se extendían sobre el oeste hasta el Valle de San Francisco en la provincia de Jujuy, por el sur hasta el río Salado, llegando  por lo tanto, al norte de Santa Fe.

         Considerados los indígenas más hermosos que poblaron el territorio del Chaco, han sido también los más belicosos.

         La elevada estatura, su desarrollo y musculaturas excepcionales y sus facciones en general llamaron la atención desde el primer momento a los conquistadores. De cabeza grande presenta  un rostro ancho y frente saliente, fueron llamados “frentones” por la costumbre de raparse la parte delantera de la cabeza. También acostumbraban a arrancarse los escasos pelos de sus barbas, pues eran lampiños

         Su rostro presenta nariz ancha, fosas nasales muy abiertas, pómulos pronunciados y boca grande con gruesos labios. Sus ojos semicerrados en el extremo exterior dan la impresión  de ser inclinados hacia arriba.

         El color de su piel es bronceado, casi moreno – oliva, de cuerpo más bien robusto y gruesas piernas, individuos cuya altura varia entre 1.68 y 1.70 m losa hombres, siendo las mujeres mucho mas bajas, no se observa gordura excesiva. En cuanto al carácter, el Toba es por lo general apático y retraído, casi nunca se lo ve sonreír.

          Siempre fue un buen rastreador,  cazador, y mejor jinete. Cuando vivían en los bosques se alimentaban  de frutos silvestres y de productos obtenidos de la caza y de la pesca. El sistema de caza menor consistía en la búsqueda de un paraje con variedad de animales, efectuaban un círculo de fuego que quedaba abierto solo por un lado, para dar salida a un animal por vez, lugar donde ellos esperaban con garrotes para efectuar la caza, este sistema reemplazó al antes denominado “chacu”. Si bien este método proporcionó sustento a las tribus en los primeros años de la colonización española, más tarde utilizaron también la carne del poco ganado vacuno que criaban. Fabricaban bebidas fermentadas, para lo cual recurrían a la miel de abejas, algarroba, maíz o frutos diversos. También conocieron el tabaco.

         La primitiva vida nómade de los Tobas los llevó a construir viviendas desmontables con posibilidad de traslado: toldos de estera. Para levantar esos toldos se disponían en el suelo, en línea recta, una doble fila de horcones unidos entre si mediante ramas tendidas transversalmente, esta armazón se cubría con esteras de fibras vegetales. Algunos grupos levantaban “habitaciones” , pequeñas chozas hechas con ramas clavadas en circulo sobre el suelo, atadas luego en su extremidad superior y cubiertas con paja o pequeñas ramas. En épocas posteriores la vida se tornó totalmente sedentaria, toldos de estera y chozas de paja en reunión más o menos numerosa, constituían una población. Orientaban sus chozas de este a oeste para ponerse a cubierto de los calientes vientos del norte o las frías ráfagas del sur. Para protegerse de las inclemencias del tiempo recurrían a una sencilla vestimenta: los hombres usaban como único vestido mantas tejidas en lana de oveja, teñidas de varios colores, cubriendo la mitad de su cuerpo desde la cintura hasta las rodillas. Las mujeres con idéntica indumentaria, casi siempre estaban cubiertas con cuero de nutria. Complementada con adornos, pinturas y tatuajes. Los primeros consistían en collares hechos con pequeños rectángulos o círculos de concha, también llevaban fajas de lana dibujadas a los efectos de contener la manta. Pinturas y tatuajes, idénticos en su escasa originalidad creativa, se referían a figuras geométricas más o menos complicadas.

         Poco se conoce acerca de la organización social de estos aborígenes, sus agrupaciones – más o menos numerosas – tuvieron al frente como responsables del núcleo a jefes o caciques. De gran influencia durante períodos de guerra, el cacicazgo fue en las primeras épocas hereditario, más tarde, el honor de ser cacique paso a ser fruto de una selección entre los individuos más hábiles y valerosos.

         El matrimonio era realizado mediante la compra- por parte del pretendiente- de la mujer deseada, al mismo tiempo el futuro esposo debía mostrar sus aptitudes a través del cumplimiento de pruebas (Ej. “Serenatas”, cantos prolongados durante días enteros) Solo después del cumplimiento de tales actividades se consumaba el matrimonio.

         Puede considerarse a los Tobas la tribu más belicosa e indómita del Chaco, pues en todas las épocas (hasta fines del siglo XIX) mantuvieron en jaque a los blancos (españoles y criollos), aun entre ellos mismos eran frecuentes los choques sangrientos. Las armas de los Tobas eran sencillas el arco, las flechas de puntas de madera o metal, la lanza y la macana. Algo intenso e interno los guiaba en esa furia incontrolable contra el blanco…la defensa de su suelo, del lugar de sus ancestros. Creían que el español les quitaría todo derecho y toda propiedad

 

 

 

Los matacos

         La nación mataca llegó a ocupar un área relativamente extensa, ya que se los podía encontrar en territorios de las actuales provincias argentinas de Chaco y Formosa, como también en las zonas cercanas a los actuales países de Bolivia y Paraguay. Las aldeas Matacas estaban ubicadas, en su mayoría a lo largo de las márgenes de los ríos Bermejo, Teuco, Pilcomayo y otros de menor caudal.

         La fisonomía  del indio mataco no fue tan agradable al hombre blanco como la de otras tribus. De cara más achatada que la del toba, presenta ojos más grandes y alargados, oblicuos hacia el lado de la nariz. En la cara ancha con pómulos muy pronunciados se distinguen la frente reducida, la nariz achatada, la boca grande con labios gruesos y pequeños dientes, parejos, blanquísimos y tan fuertes que ni en los ancianos disminuían su vigor. La cabeza grande y maciza cubierta por cabello largo y revuelto. De espalda y pecho anchos, piernas y brazos bien proporcionados, los pies mas bien chicos al mismo tiempo que vueltos hacia adentro.

         Trabajadores responsables, son a la vez reservados y desconfiados. El idioma resulta difícil y de pronunciación dura. La sintaxis es simple y directa, como ocurre con todos los pueblos sin literatura, el vocabulario no contiene más que las palabras correspondientes a las necesidades diarias, faltan por ello los conceptos más elevados que impliquen abstracción

         La alimentación mataca era vegetal y animal, comían las piezas obtenidas en la caza, pescados de ríos y esteros, frutos silvestres. En algunas oportunidades sometían la carne a la acción del fuego, para ello hacían girar entre las manos un madero cilíndrico sobre otro puesto horizontalmente, hasta encender el aserrín resultante. Gustaban muchísimo de las bebidas alcohólicas, obtenidas por la fermentación del  fruto del algarrobo, también conocieron el tabaco.       

         Construían sus viviendas con ramas plantadas en el suelo conformando una bóveda en la parte superior, sobre ellas arrojaban abundante paja hasta cubrirla por completo. Estas casas eran siempre bajas variando el tamaño de acuerdo al número de habitantes del núcleo familiar. Los poblados se formaban por la agrupación de un número variable de construcciones. Cuando debían mudarse acostumbraban a quemar sus chozas.

         Los elementos utilizados en la vida diaria eran escasos, un limitado ajuar doméstico, unas pocas pieles para acostarse, algunos cacharros de barro y bolsas que colgaban en las paredes. En la puerta de cada casa plantaban una lanza y junto a ella el arco y las flechas.

         En su estado natural – es decir viviendo en la selva- ambos sexos no acostumbraban a llevar ropas, fuera de ella los hombres usaban taparrabos y las mujeres una manta o delantal  de tela o cuero, cubriendo desde la cintura a las rodillas. Ambos sexos usaban camisas tejidas por ellos mismos y calzaban ojotas. En cuanto a los adornos se pudo observar collares, pulseras de cuero y vinchas de plumas de avestruz. Estas últimas eran portadas como amuletos, también cintura, muñecas  y tobillos podían ser adornados con plumas. El tatuaje era un adorno más, además de una costumbre entre estos pueblos. Las formas eran geométricas.  Así mismo, recurrieron a la pintura en la cara como manifestación del estado afectivo, así el negro indicaba duelo, el rojo y el verde eran colores también usados.

         La familia, monógama surge del matrimonio que se realiza previo convenio entre los pretendientes. En épocas prehispánicas algunos individuos convivían con dos mujeres bajo el mismo techo. La delimitación de actividades masculinas y femeninas era clara. El hombre llevaba a la familia los alimentos, fabricaba armas y guerreaba, mientras que todas las otras tareas del autoabastecimiento familiar y social corrían por cuenta de la mujer. Los niños, muy considerados, se criaban bajo la directa vigilancia de la madre.

         Las agrupaciones de matacos re4conocían jefe o caciques que los dirigían durante la guerra y que presidían en muy contadas ocasiones la vida interna del pueblo. Para un mejor ordenamiento, distinguían al cacique general de los secundarios y de los capitanejos, de áreas de dominio más restringidas. En su relación con el blanco no fueron particularmente agresivos, no obstante, se tiene la certeza de que sus guerras intestinas han sido continuas y sangrientas. Según algunos autores los motivos podían ser la invasión de una tribu de la jurisdicción de pesca o caza de otra, la venganza de simples ofensas, etc. Los ataques se llevaban por sorpresa, las poblaciones que los sufrían quedaban arrasadas, viviendas incendiadas, mujeres y niños capturados, prisioneros adultos muertos.

         No conocieron el comercio, realizando simples trueques o intercambios con pueblos limítrofes, de este modo conseguían productos que les interesaran para uso en la vida diaria.

         No sucedió lo mismo con respecto a la expresión artística, que era ejercitada por ellos. Si bien sus aptitudes eran limitadas, se exteriorizaban a través de ornamentos, alfarería, danzas y cantos.Tejidos, bolsas y otros trabajos con fibras eran adornados de modos diferentes, también las pipas de madera no representaban lisas sino con delicados ornamentos. La alfarería no tuvo destacada importancia, siendo muy escasos sus cultores.

         Sus sencillas danzas consistían en rítmicas carreras en círculos, zig zags, movimientos repetitivos, etc. Lo mismo ocurría con los cantos, igualmente primitivos, construían pequeños silbatos de madera mediante los que emitían sonidos. Los cantos, junto con gritos y saltos, constituyeron uno de los procedimientos de sacerdotes o hechiceros para curar a los enfermos, hacían las veces de médicos.

          Así vivieron los representantes de uno de los grupos indígenas del Chaco, cuyos descendientes aún se encuentran en algunas poblaciones de la provincia

 

Lo que el tiempo no se llevó, juegos y juguetes de los pueblos originarios argentinos:
Sobre Tobas y Wichis

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INVESTIGACIÓN Y RELEVACIÓN DE DATOS: Victoria Elizabeth Crudo

REDACCIÓN: Buenos Aires Toy Museum

Al referirnos a los juegos y juguetes en las naciones aborígenes, debemos tener en cuenta en primer lugar la concepción de vida de las mismas, espacios y tiempos son ejes fundamentales.  La función que estos desempeñaban dentro de la preparación para una vida adulta futura, un aprestamiento fundamental para el desempeño del rol, masculino o femenino,  dentro de la comunidad.

 

Los juegos ayudan a familiarizar a los niños con el medio ambiente en el que viven y con sus futuros roles sociales, teniendo un íntimo contacto con la naturaleza, con sus creencias y sus mitos, siendo los mayores los encargados de enseñar a los menores a jugar o construir, un mayor es cualquier persona que supere en conocimientos a otra, un hermano, otro niño, una madre, son mayores. El respeto y la obediencia al mayor es digna de ser destacada, respeto que se traduce en autoridad y que traspasa las fronteras de la familia tal como se la conoce en nuestra organización social, una madre es la madre de todos, una abuela es la abuela de todos y un hermano es el hermano de todos Un aspecto del juego y de la creación del juguete esta directamente relacionado con el desarrollo psico-motriz del niño, lo cual ellos practicaban desde pequeños. Podemos referirnos en este caso a la Payana o Kapichua, es necesario para el desarrollo del niño, ya que requiere mucha destreza y habilidad, convirtiéndose en un gran ejercicio que los jóvenes llevan adelante en su infancia para conquistar y perfeccionar tales atributos. El juego consiste en tirar hacia arriba carozos o semillas dejando una y luego varias piezas, cada vez mas chicas(dependiendo la ronda en la que se esté) en el suelo. Con la misma mano se debe tomar el o los carozos que quedan en el piso y los que están en el aire antes que estos caigan. Los niños, cada vez que pasan una ronda, deben jugar con carozos o semillas más pequeñas, haciendo más difícil el entretenimiento. El más premiado es aquel que logra hacer payana con las dos manos a la vez, para lo cual la coordinación tiene que ser excelente. Este es un juego que se sigue practicando en nuestros días. Desde muy temprana edad, los niños Tobas comienzan a entretenerse con la captura de chicharras a las cuales le quitan parte de la colita, la parte trasera de este insecto no es un órgano vital del mismo, ni bien su cola desaparece ellos la tapan con un  barro o arcilla y los insectos siguen su vida normalmente, pudiendo volar luego de un cierto tiempo. Este es el motivo por el cual se eligen chicharras para este juego y no cualquier insecto o animal, triunfando aquel que logra conservar  la mayor cantidad de chicharras cuya recuperación sea más rápida y tornen en vuelo. Este juego prepara a los    varones para sus futuras vidas, ya que el sustento de los Tobas pasa por la cacería. Juegos como la mancha, la mancha venenosa, la mancha del tigre eran comunes y los niños los practicaban tanto en el agua como en la copa de los árboles, a las niñas no les estaba permitido subir a los árboles, por lo que se determina que había juegos de varones y otros para las mujeres. Las niñas jugaban a las muñecas, representando el rol familiar. También tenían juegos de silencio, como poder caminar por el monte sin hacer ruido, este tipo de actividades descriptas, tanto para niños y niñas permitía a los adultos observar y separar a los que mejores dones demostraban, para profundizar su capacidad y perfeccionarlos. Según testimonios de los propios aborígenes, los Mocovíes jugaban  a las carreras, sus espacios eran mas abiertos por lo que se desarrollaba mas la coordinación gruesa, teniendo mayor dominio en los juegos acuáticos, escondiendo y buscando luego cosas debajo del agua, esto obedece a la cercanía de ríos  a diferencia de lo comentado acerca de los Tobas  Otro testimonio, narra que ellos jugaban habitualmente a las escondidas convirtiéndose el algodonal en el espacio central. La escondida consiste en no ser descubierto por aquel que lleva adelante la búsqueda, el ganador o los ganadores resultan ser los que lograron permanecer ocultos durante el mayor tiempo posible. Este es un juego que también tiene una perfecta concordancia con la función de cazador de los habitantes de ambas tribus, el permanecer oculto haciendo el menor ruido posible durante mucho tiempo ayuda a la

caza de animales, que muchas veces necesita de enorme concentración  y paciencia. Existían lugares aceptados para esconderse, el algodonal y lugares prohibidos como el maizal. En el maizal se escondían los seres que cuidan el monte, los duendes y espíritus, los Tobas entran al monte y le piden permiso al señor del monte. Hay espacios y tiempos donde no está permitido jugar, determinadas horas, donde tienen prohibido desarrollar cualquier actividad de entretenimiento porque no es correcto molestar a los duendes. Un juego prohibido por esta causa es el del Palo Silbador, este consiste en hacer girar una cuerda, atada con un hueso en el extremo y que al hacer girar produce un silbido, ese sonido llama al duende y este se enoja porque los chicos lo molestan. Los abuelos y abuelas eran los encargados de controlar que se respetaran estas normas. Respecto de los juguetes podemos decir que han sido de muy difícil conservación, casi no pueden hallarse muestras debido a la precariedad en su construcción y a las continuas mudanzas y migraciones producidas en estos pueblos, al tener que partir se dejaba todo y todo era construido nuevamente, en el sitio en que habitaran. El juguete como objeto creado, complejo,  no constituía una necesidad para ellos pues contaban con los elementos naturales con los cuales podían lograr el cumplimiento de una función lúdica. Los juegos de pelota eran muy populares, desarrollando una gran habilidad en ellos, con la vejiga del avestruz, rellena con pasto generalmente se armaban las pelotas. Si hacemos referencia a un juego muy similar al Hockey podemos agregar que los palos se construían con madera de algarrobo. También utilizaban horquetas de los árboles unidas con una rama transversal que ataban con fibras vegetales para armar caballos de mayor o menor tamaño, a los cuales se les colocaba una especie de crin y de cola, también de fibra vegetal. Esto era muy común ya que los Tobas se distinguían por su increíble destreza al cabalgar. Otro tipo de caballo se hacia utilizando una sola horqueta, a la que se le agregaba la crin, variando según la ocasión, posibilidades o deseo. Las niñas por su parte, jugaban con muñecas hechas con huesos de vacas ( fémur torneado) y el hueso más largo de las patas de los ñandúes, los cuales cubrían con pieles o tejidos, armaban el cuerpo, pero no pintaban sus muñecas, muy raras veces al rostro se le marcaban los ojos con barro, generalmente no se lo dibujaba, y el cabello  estaba hecho con fibra vegetal. Se trabajaba en el armado de juguete con conchas de caracoles y espinas, en las zonas de ríos y madera en la boscosa Es necesario destacar que en las comunidades indígenas todos, niños y adultos juegan.

caballito hecho con ramas y fibra vegetal

 

Este artículo es sólo un primer acercamiento al tema de los juegos y juguetes populares de nuestros pueblos originarios, prontamente este incipiente estudio será enriquecido y profundizado con nuevas investigaciones que desarrollaremos en esta sección. Visite nuestro sitio en breve y conocerá más sobre los Tobas y los Wichis.

Material de consulta y bibliográfico

Historia de la Provincia del Chaco. Carlos Primo López Piacentini

Elementos de Lingüística General y Aplicada para Auxiliares Docentes Aborígenes y Maestros Bilingües Interculturales de Lengua Toba – Marisa Censabella – Rosario

Educación Bilingüe desde una Perspectiva Integral –Leonel A. Menacho López –

Constructores de Otredad. Una introducción a la Antropología Social y Cultural – Mauricio Boivin y otros

Área de Educación Aborigen Bilingüe Intercultural – Director Lic. Juan Avellaneda

Centro Cultural Leopoldo Marechal  - Directora Sra. Romero de Godoy – aportes testimoniales producto de su propia investigación acerca de la temática

Aportes Testimoniales: Teresa  y Sara, de la comunidad Toba

 

Este incipiente museo del juguete argentino agradece tu visita y espera tu regreso prontamente.
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Próximamente el Art and Toy en 3D, el primer Museo y Gallería en la Argentina y  Bob Frassinetti junto a un grupo de Inversionistas Nacionales e Internacionales, lanzan el primer Boutique Hotel y Gallería de arte y Museo de Juguete proyectado por la zona de norte oeste de la Provincia de Cordoba, Argentina.
 
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For more information :Email: The Buenos Aires Toy Museum, Bob Frassinetti. Press here to go to the BA Toy Museum on Face Book:The Buenos Aires Toy Museum, on Face Book, Argentina. Bob Frassinetti. Copyright 2010 2017. Roberto Dario Frassinetti.

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