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The Buenos Aires Toy Museum
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El Libro de Robots
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Bienvenidos a esta nueva sección del Buenos Aires Toy
Museum. En este espacio podrá encontrar toda la información referida a los Robots, su historia como juguetes, el lugar crecientemente
importante que ocupan en los procesos productivos de última generación, como amigos, y como actores, tanto en el cine, en
el teatro y como personajes televisivos y literarios.
Esperamos que disfrute de este espacio y que nos comunique
sus dudas y comentarios al respecto.
● ¡EL PRIMER LIBRO DEL MUSEO DEL JUGUETE ARGENTINO!
Buenos Aires Toy Museum se congratula en comunicarle a sus visitantes que en poco tiempo editará el primer libro
de su colección. El mismo trata especialmente sobre ROBOTS ; allí
podrá encontrar información y fotografías sobre el desarrollo del robot en lo que a juguete y artículo coleccionable respecta,
todo esto acompañado de una detallada descripción sobre su evolución y función a lo largo de la historia del hombre. En este
libro convergen armoniosamente el entretenimiento infantil, la robótica y el
coleccionismo mundial.
ROBOTS EN EL CINE
A IMAGEN Y SEMEJANZA
La relación entre los robots y el arte es estrecha,
la imaginación artística ha encontrado en los adelantos tecnológicos reales, posibles o imaginarios, en sus consecuencias
(principalmente a partir del siglo XIX) un material ideal para satisfacer su hambre de ficción.
Primeramente fue la Literatura la que tomó las ideas
cientistas sobre la creación de máquinas que realicen acciones preestablecidas a través de determinados mecanismos. Pero ni
bien la filmografía hizo su aparición en el mundo del arte, prácticamente obnubiló al resto de los espacios que estos seres
habitaban, los robots comenzaron a poblar la pantalla grande, siendo muchas las películas que nacieron a partir de las novelas
publicadas con anterioridad.
Imposible resultaría dar cuenta de la totalidad de los
films basados en robots, ya que largamente superan las mil películas, siendo imprecisa la cifra exacta haciendo un estudio
que abarque la totalidad del universo.
Más allá de esto, hay algunas características centrales
a lo largo de la historia del cine en relación con los robots, una de estas es la imagen que de estos muestra. La enorme mayoría
de los robots que proporcionó y proporciona el Cine fueron y son humanoides, es decir, máquinas con fisonomía humana. Si bien
en la realidad muy pocas de estas creaciones respondían a tal criterio, el cine tomó esta imagen y la masificó a tal extremo
que hoy muy pocas personas pueden asegurar que al oír la palabra robot su mente no reproduce una máquina con típicos rasgos
humanos.
Otra cuestión a destacar es que hasta mediados del siglo
XX los robots eran presentados como una verdadera amenaza para el ser humano, la construcción y el desarrollo de robots se
advertía como muy riesgosa, en manos de científicos asociales, y se solía contraponer lo humano a lo artificial. En este sentido,
la historia de Frankestein es el ejemplo más claro al respecto, ejemplo nacido de la literatura y popularizado gracias a la
filmografía.
Los robots eran asimilados a monstruos que, si bien
respondían a sus creadores, muchas veces se les escapaban de las manos, volviéndose incontrolables. También es común en esta
clase de películas que cuando los robots obedecen a sus dueños lo hagan respondiendo a los malignos designios de los mismos.
Por lo tanto, la imagen general que sobre estas máquinas se daba era negativa, ya que o era plausible el riesgo de desbande
o de control en manos de un hombre que encarnaba el mal.
Con el tiempo, esta idea fue cambiando, comenzaron a
aparecer los robots que ayudaban a la raza humana a desarrollar tareas y solucionar inconvenientes.
En este sentido fue importantísimo el libro de Asimov,
Las Cavernas de Acero, del 1940, donde desarrolla lo que posteriormente serán los tres preceptos fundamentales de la robótica:
1. Un robot nunca debe dañar a un ser humano y tampoco
debe permanecer inactivo cuando un humano sufre algún daño.
2. Un robot siempre tiene que obedecer las órdenes que
le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes entren en contradicción con la primera ley.
3. Un robot siempre debe proteger su propia existencia,
hasta donde esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley.
En esta época, y como un buen ejemplo de esto, se filma
The day the earth stood still, dirigida por Bernard Herrmann y basada en un cuento corto de Harry Bates llamado “Farrewell
to the Master”. El film trata sobre la llegada a la tierra de un dignatario alienígena y su robot, Gort, quienes traen
un mensaje muy importante para los terrícolas, si no acaban con la Guerra las consecuencias serán devastadoras. Filmada en
la época de la guerra fría, esta película arroja un costado humano en el robot y un intento por salvar a nuestro planeta Se
puede plantear que las leyes de Asimov fueron tomadas por gran parte de los directores cinematográficos de la segunda mitad
del siglo XX, modificándose la idea que se tenía sobre los robots, quizás un ejemplo de los más modernos y famosos al respecto
sea Robocop, o incluso Terminator 2.
Cabe aclarar que la aparición de películas donde la
máquina es el peligro y lo que se debe destruir para la supervivencia humana continúa existiendo en la actualidad, pero ya
sin ser una regla casi general.
La primera aparición de un robot en el cine nace a fines
del siglo XIX, específicamente en 1897, cuando Mélies dirige Gugusse et l´ Automate. A partir de aquí, la aparición de estas
máquinas se extenderá tan rápido como el propio Cine. Tanto fue así que en poco tiempo el cine tomó un género literario donde
el robot era una pieza fundamental: La Ciencia Ficción.
Otro gran film que trata sobre la robótica es Metrópolis,
de Fritz Lang, basada en una novela de su esposa que lleva el mismo nombre. Allí la trama habla sobre un robot femenino con
inteligencia propia y que obedece a las órdenes de su creador siendo un ejemplo muy gráfico sobre cómo en la época se veía
a estos seres artificiales.
Un hito que no puede quedar fuera de una reseña histórica
sobre esta clase de películas es La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, quizás la saga más importante de la historia
del Cine. Este film muestra a los robots de dos maneras bien diferenciadas, los
hay buenos y los hay malos, pueden tener inteligencia propia u obedecer a sus dueños, pueden salvar la vida o destruirla,
es decir, los robots aparecen humanizados, combaten representando maníqueamente a uno y otro bando y hasta tienen un amplio
sentido del humor.
Hoy las películas sobre robots no tienen el auge de
principios o mediados del siglo XX, cuando se creía que la ciencia barrería toda frontera que nos aísle del progreso, la debacle
de esta clase de films está en íntima sintonía con la ausencia de adelantos distintivos al respecto, ya que si bien los progresos
en lo que la robótica se refiere están a la orden del día, al ser perfeccionamientos sobre lo existente y no totales innovaciones
estos no representan modificaciones sustanciales que el cine pueda usufructuar.
Quizás sea trabajo del cine pensar nuevos desarrollos
y producciones para que la ciencia las analice y las tome, tal como pasó con la literatura de Ciencia Ficción en el siglo
XIX.
Los "Robots" más famosos del mundo: R2D2 & C3PO
De todas las sagas cinematográficas del siglo XX y el
XXI, Star Wars (La Guerra de las Galaxias) ocupa un lugar privilegiado en el podio de las más importantes, queridas, adoradas
y apreciadas por los fanáticos y por los críticos.
Ambientada en otro mundo, y en este, en otro tiempo, que en realidad no es más que un futuro del ahora,
con otra realidad, que es una posibilidad, la Guerra de las Galaxias nace de su creador George Lucas para enamorar
al público desde la década del '60 hasta nuestros días.
El mismo hecho de que trate sobre las guerras de las
galaxias que se fueron peleando sucesivamente en la historia que se narra a lo largo de los distintos episodios, hizo aparecer
protagónicamente a estos curiosos personajes que son los androides, robots, o droids, como más les guste denominarlos. Estos
compañeros insaciables de Luke; enemigos de la República de mano de Darth Vader, son personajes cruciales para contar esta
historia fantástica, que presenta amor, lucha, efectos especiales y suspenso, lo que hace de estas piezas cinematográficas
un bocado perfecto, con la justa dosis de cada uno de los elementos que lo componen.
Estos personajes R2D2 y C3PO, también conocidos como
Artooditoo y Threepio, atravesaron también las adaptaciones que cada cultura que se maravilló con la película los nombró,
como por ejemplo aquí en Argentina se los rebautizó Arturito y Tripio, como si las siglas que denominan el tipo de droid que
son, hubieran mutado en nombre propio.
Así, también se puede construir la historia que narra
Star Wars a partir de sus vivencias, ya que desde un principio actuaron determinantemente en el curso de la historia que se
narra.
See-Threepio, es lo que se conoce como un androide de
protocolo excesivamente paranoico, aunque especializado en relaciones droids-humanos con una coraza dorada, y está equipado
con todo tipo de receptores - censores visuales, auditivos, olfatorios, etcétera.- que le permiten interactuar con seres vivos,
su ambiente y otros droids. Tuvo una larga vida de servidumbre luego de la cual
fue reducido a un monton de chatarra, pero mucho tiempo después fue reconstruido por el joven Anakin Skywalker para que ayude
en las labores domésticas a su madre Shimi Skywalker.
Artoo-Detoo (R2-D2) es una unidad R2 que destaca por
su valor y heroísmo, droid diseñado para hacer todo tipo de reparaciones y trabajar con computadoras. Artoo servia como parte
del personal de mantenimiento de la nave real la Reina Amidala de Naboo, a quien salvo de ser destruida por parte de las fuerzas
hostiles de la Federación de Comercio Neimodian.
Tiempo después de aquel episodio, R2-D2 ayuda a Anakin
Skywalker con quien por accidente destruyen la nave de control de la Federación de Comercio desde se controlaban el Ejercito
de Battle Droids con los que los Neimodians tenían conquistado el planeta.
En ese punto, nuestros dos personajes cruzan sus historias
en torno a pequeño Anakin.
Juntos,
R2-D2 y C-3PO viajan a bordo de una vaina de escape al planeta Tatooine. Ahí,
después de vagar por un inmenso desierto, deciden separarse al no ponerse de acuerdo a donde ir. Ultimadamente Threepio es
capturado por una tribu de Jawas, en el vehículo de los Jawas, Threepio tiene la sorpresa de encontrarse con Artoo.
Ambos droids, gracias a un poco de suerte, son vendidos
a un granjero, Owen Lars. Este se los encarga a su sobrino, Luke Skywalker. Bajo la tutela de Luke, See-Threepio se ve involucrado
en toda la Guerra Civil Galáctica mientras viaja a través de toda la galaxia sirviendo fielmente a su amo.
(Hay quienes dicen que si no hubiese sido por la ayuda
de See-Threepio, los rebeldes no hubieran ganado la Batalla de Endor. Ya que gracias a este miedosos droid, al que los nativos
creían su dios, los Ewoks se unieron a la Alianza Rebelde después de la recreación de Threepio de los eventos de la Guerra
Civil Galáctica.)
Una generación después, Artoo Detoo se ve de nuevo en
la acción cuando junto a See-Threepio se encontraba a bordo de la nave consular 'Tantive IV' bajo las ordenes del Capitán
Antilles en el momento en que este estaba siendo atacado por el Star Destroyer Imperial 'Devastador' comandado por Lord Darth
Vader.
Por eso es que la Princesa Leia Organa, a quien el capitán
Antilles debía de transportar a Alderaan, esconde los planos de la Estrella de la Muerte en los bancos de memoria de R2-D2
y le ordena que se los entregue al viejo General Jedi Obi-Wan Kenobi, quien se encontraba escondido entre las arenas del planeta
Tatooine, junto con un mensaje suyo.
Más adelante, este grupo llega a conocer a Han Solo
y a Chewbacca en busca de completar la misión de Artoo pero al final todos juntos rescatan a la Princesa Leia de las garras
de Darth Vader y las fuerzas Imperiales de la Estrella de la Muerte llevando al Imperio Galáctico y a la Alianza Rebelde a
la histórica Batalla de Yavin. En esta nuevo combate espacial, Artoo Detoo vuela junto a Luke Skywalker a bordo de su X-Wing
Starfighter para tratar de destruir la monstruosa Estrella de la Muerte, al final ambos logran su cometido y salvan a la Alianza
Rebelde y ala galaxia del poder de esa terrible arma.
Durante los siguientes años, Artoo Detoo y Threepio
siguen al servicio de Luke Skywalker y la Alianza Rebelde en muchas otras valerosas aventuras para salvar a la galaxia del
malévolo régimen del Imperio.
Son distintas historias, y la misma a la vez, estos
droids se transformaron en protagonistas del relato junto con el resto de los actores por dos condiciones indispensables,
porque son creaciones impresionantes con capacidades superiores a las del ser humano y porque presentan características muy
humanas, capacidad de sentir, de discernir entre bien y mal, lo que los coloca en una posición estratégica en este mundo que
enfrentado a la disyuntiva de la República o el Imperio debe resolver su contradicción.
NOTA: A nuestros lectores les contamos que en el sito
www.starwars.com hay un detalle de los más de cien droids diferentes que aparecen en los distintos episodios de la película,
y que por una cuestión de importancia práctica nos detuvimos en estos dos personajes, cruciales para la historia.
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R O B O T S
T R A S P A S A N D O
L A S F R O N T E R A S
D E L O P O S
I B L E
En los últimos años, los robots recuperaron su fama y prestigio de antaño de la mano del coleccionable. Nuestro museo presenta una
vastísima colección de robots nacionales e importados e información específica sobre el tema. Estas invaluables piezas de
colección, tan apreciadas en estos tiempos que corren junto con el resultado de una increíble tarea de reconstrucción histórica-cultural
llevada adelante por nuestro equipo de especialistas.
Mas Informacion en este LINK.
Subasta Robofantástica en Sotheby's
El 9 de Diciembre de 2000 la famosa casa de remates
Sotheby's organizó en Manhattan, New York, una de las subastas más importantes en la historia del coleccionismo de robots.
Se trataba nada más y nada menos que de la venta de la colección del famoso F.H. "Griff" Griffith de excepcionales piezas
de lata y cast iron del siglo XIX e increíbles juguetes espaciales del siglo XX.
La colección Griffith es una de las más importantes
del mundo en términos de calidad y cantidad de las piezas de robots y juguetes antiguos. La subasta de la misma se estimó
en alrededor de 1 millón de dólares.
Eric Alberta, vicepresidente y especialista que
estaba a cargo de la importante subasta declaró a la prensa que "Sotheby's se enorgullece de presentar la Colección Griffith
de importantes robots y juguetes antiguos".
El magnate que insistía en que se lo llamara Griff, fue una figura legendaria en el mundo de los juguetes coleccionables que comenzó
a coleccionar estas piezas a lo largo de su infancia; su pasión por el coleccionismo lo acompañó por más de setenta años a
lo largo de los cuales fue construyendo una impresionante colección privada de raros robots y juguetes cast-iron en una excepcional
condición de conservación.
Entre las piezas más destacadas que conformaron
el lote de juguetes espaciales encontramos el espectacular Diamond Planet Robot en su embalaje original, que al momento de
iniciarse la subasta estaba valuado estimativamente en u$s 30/40.000, esta maravillosa pieza azul y rojo brillante es uno
de los robots a cuerda más grandes e importantes de los que se tiene información.
Además la colección del Sr. Griffith contaba
con la presencia estelar de todos los miembros del Gang of Five. Lideraba el quinteto el maravilloso Machine Man robot con
un acabado estético perfecto en rojo brillante, ojos, orejas y boca con destellos verdes, que presenta un sistema de movimiento
bump-and-go, así como movilidad de sus extremidades superiores con paneles de control decorativos en brillantes colores. El
valor estimado de esta increíble pieza de colección rondaba los u$s 40/60.000.
Por supuesto que estos son tan solo un par de
ejemplos de los 399 lotes que se subastaron en esa oportunidad. Todos ellos compuestos por finísimas piezas de colección en
un estado de conservación impactante, que batieron varios records de la importante casa de subastas. Valuada en un total de
1,41 millones de dólares este evento convocó
multitudes de todo el mundo en la sede neoyorquina de Sotheby's que además estaba conectada vía Internet y diez líneas de
teléfono con distintos puntos del globo.
Un gran paso en la historia del coleccionismo
de robots fue dado esa tarde de diciembre y nada será igual después de ella. Si se me permite parafrasear a un gran artista,
se sintió como una "escalera al paraíso".
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CUANDO EL HOMBRE QUIERE SER DIOS
Breve historia de los Robots
Para comenzar a escribir una historia
sobre los robots se debe empezar por definir con exactitud a qué nos referimos con dicho concepto, ya que si bien la palabra
robot nace recién en 1922 producto de la invención de un escritor checo, Karel Capek, los mismos conviven con el ser humano
casi desde el propio comienzo de la humanidad.
En pocas palabras, los robots son
objetos que en su interior tiene sensores o artefactos cuya función es recibir información o acciones para que el elemento
en cuestión lleve adelante una maniobra estipulada. Esa definición, si bien carece por completo de profundización, es una
generalización que pretende abarcar a la totalidad de los distintos tipos de robots creados a lo largo del tiempo.
Tomando como base esta definición,
podemos decir que los robots existen desde mucho antes de que se haya inventado tal vocablo, ya que el hombre ha intentado
desde sus primeros días, y muchas veces con éxito, crear seres artificiales, ya sea para realizar tareas dificultosas, para
maximizar una producción, o, simplemente, para entretenerse.
Mas Infrmacion en este LINK.
FRANKENSTEIN
Frankenstein es una producción
de la escritora Mary Shelley, quien a los 18 años y ante un pedido de Lord Byron de hacer un relato de terror, escribe la novela con la que se inicia la ciencia ficción mundial.
En este relato, el Doctor Víctor
Frankenstein logra crear vida artificial dentro de un oscuro y sofisticado laboratorio luego de dos arduos años de investigación
y trabajo constante. Pero esta creación, producto de la tecnología y de desechos humanos,
termina destruyendo a su creador.
La novela de Shelley tiene una
estructura de cajas chinas, donde tres narraciones se desarrollan en forma concéntrica. Todo comienza cuando Robert Walton
le comenta a su hermana en distintas cartas un viaje que hizo al Polo Norte. Dentro de una de ellas, introduce una narración
del propio Víctor Frankenstein, creador del monstruo, a Walton. Esta narración incluye, a su vez, la historia del monstruo.
En un comienzo, este ser artificial
sin nombre, que adopta el de su inventor, está desprovisto de todo, incluso de maldad, pero poco a poco, producto del horror
que produce su apariencia y la soledad a la que está condenado, se transforma en un ser maligno que persigue a su creador
y a su familia.
Esta novela causó un verdadero
furor en la época y rápidamente se popularizó, a tono con los adelantos científicos del siglo XIX y el traspaso continuo de
la ciencia de sus propias limitaciones. El relato guarda claramente en su interior una impugnación al desarrollo ilimitado
de la ciencia, que llegando incluso a lograr la ansiada creación de seres artificiales con capacidad hasta de adquirir el
lenguaje e humanizarse, no logra otra cosa que destrucción y violencia. La ciencia se le vuelve en contra al propio científico
que termina convirtiéndose en víctima del monstruo, quien a su vez no es otra cosa que una víctima del desarrollo científico,
como claramente se deja ver con este lamento que sale de la boca de la propia criatura:
"Maldito, maldito creador, ¿porqué
tuve que vivir?".
El éxito de la novela ha dado lugar
a que otras ramas del arte tomen esta historia como propia y desarrollen distintas hipótesis que la misma guarda en su interior.
El teatro y el cómic se convirtieron con el paso del tiempo en espacios que este monstruo poco a poco comenzó a poblar, pero
ninguna rama artística utilizó tanto y permitió tal masificación del relato como el cine, quien a través de 13 films directamente
referido a Frankenstein lo transformó en un verdadero mito.
La primera película estuvo dirigida
por James Whale y protagonizada por Boris Karloff en el papel de la criatura, se llamó Dr. Frankenstein y fue estrenada en
1931.
A partir de aquí se han hecho muchísimas
versiones, adaptaciones y sátiras en distintos lugares del mundo.
En 1935 el propio James Whale lleva
a la pantalla grande una segunda versión llamada La novia de Frankenstein. Ocho años más tarde, este monstruo comparte cartel
con otro en Frankenstein y el hombre lobo, de Ruy William Nelly. Luego de unos
años de silencio, Frankenstein vuelve a ocupar el centro de la escena en 1957 La maldición de Frankenstein, a cargo de Terence
Fisher y un año más tarde aparecen otras dos películas referidas a este
personaje: Richard Cunha dirige
La hija de Frankenstein y Howard Koch Frankenstein 70.
En 1967 Fisher vuelve a dirigir
un film referido al monstruo con Frankenstein creó a la mujer y en 1970 reincide con El horror de Frankenstein. Claramente,
para este director el monstruo era casi una obsesión. Dos años más tarde, Jesús Franco lleva al cine otra versión de La maldición
de Frankenstein.
En 1974 aparece en cartel quizás
la más famosa y mejor lograda película dedicada a este monstruo, con El jovencito Frankenstein, bajo la tutela de Mel Brooks
y protagonizada por Gene Wilder en la piel del científico loco.
El cine italiano también tomó el
mito y lo amoldó a sus propias estructuras en Frankenstein a la italiana, de Armando Crispino, en 1975. Doce años después
aparece Remando el viento, de Gonzalo Suárez, y en 1993 Frankenstein de Mary Shelley, de K. Brannagh, la última versión hasta
el momento y una de las pocas que hacen honor a la creadora del relato.
Innumerables son las obras teatrales
al respecto y por millones se cuentan las publicaciones en forma de cómic referidas a Frankenstein, toda una industria se
ha movido y se mueve tras este monstruo creado casi como un juego en una tertulia literaria a cargo de Byron, donde todos
nosotros hoy podemos decir, sin tapujos, que tuvimos la suerte de que se presente una tal Mary Shelley.
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Cultura: Fuerón los juguetes preferidos de los
norteamericanos en lo años 50 y 60.
Nueva York: el día en que los robots arribaron
a un museo Son 230 ejemplares y es una de las colecciones privadas más completas. La mayoría, de lata y plástico, son de origen
japonés. La exposición, hasta fines de enero, es en el Brooklyn Museum of Art.
RITA REIF. The N. Y. Times. Especial para Clarín.
Muñecos
asociados al trabajo forzado
Los robots de juguete japoneses de la era atómica
de lata, ojos saltones y vestidos con trajes coloridos de samurai dejaban perplejos a los chicos norteamericanos en los años
50 y 60. Los robots se desplazaban como tanques, lanzaban luces, exhalaban fuego y se tambaleaban hasta quedar parados cuando
se les agotaban las baterías.
Mas Infromacion on este LINK.
LOS ROBOTS EN LA LITERATURA
SIN LOS LÍMITES DE LO REAL
Los robots le deben gran parte de su fama a la
literatura, tanto es así que su nombre –robots- surge gracias al ingenio de un escritor checo que escribió en 1920 una
novela que prontamente fue llevada a las tablas de teatro Nacional de Praga, alcanzando gran éxito. La novela devenida en
obra teatral se denominaba R.U.R., Rossum Universal Robots, esta obra trataba
sobre dos pequeños seres artificiales de forma humanoide que obedecían las órdenes de su creador hasta que comienzan a rebelarse
contra él.
Para referirse a estos seres Capek los llamaba
robots, palabra que deriva de robota, que en checo quiere decir esclavo o siervo. De ahí en más comenzó a utilizarse esta
palabra para referirse a los autómatas hasta convertirse en el término oficial de dicho concepto.
Pero estos seres mecanizados dieron rienda suelta
al ingenio de miles y miles de lectores a lo largo y a lo ancho del universo desde muchos años antes que el vocablo que los
denomina actualmente exista. La creación de seres artificiales, que igualaría al científico con Dios, fue una temática recurrente
de la literatura, principalmente durante el siglo XIX, cuando el avance de la ciencia parecían no tener límite alguno y se
creía que podía llegar a igualar a la naturaleza. Los textos artísticos tomaron esta concepción de la ciencia y la llevaron
al plano de la imaginación, donde verdaderamente todo era posible. De esta manera, los relatos de seres no humanos poblaron
los libros de una vez y para siempre.
Fue en 1818 cuando Mary Shelly publica Frankestein,
obteniendo un éxito rotundo. Villiers de L´isle Adam, un gran escritor francés del siglo XIX, publicó hacia finales del mismo
siglo La Eva futura, donde un personaje llamado Edison (igual que el inventor) creaba una mujer perfecta pero esta al final
se enamoraba, cobrando sentimientos, con lo cual se humanizaba.
En ambos casos se puede observar claramente cómo
la imagen del científico se asemejaba a la de Dios y la del artificio a la naturaleza, incluso en estos ejemplos se llega
al extremo de pensar que el artificio puede superar a lo natural, ya que puede ser perfecto.
En el año 1900 Frank Baum escribe El Mago de
Hoz, donde uno de los principales personajes es un robot de hojalata. 20 años después -un año antes de que la palabra robot
nazca- es el barro el lugar de donde surge un ser viviente artificial, con el libro checo El Golem, que da cuenta de una leyenda
judía.
La temática se mantuvo a lo largo de todo el
siglo XX, en 1926 se escribe Metrópolis, posteriormente llevada al cine, y en 1942 Asimov publica Las cavernas del acero,
donde quedan asentadas las tres leyes de la robótica , modificando la manera en que se veía a estos seres artificiales.
Igualmente, los novelistas siguieron cuestionándose
en sus textos la naturaleza del robot y los peligros que esta acarrea. La hipótesis principal
de aquellos que defienden una teoría enfrentada a la creación de robots es que los mismos son creados para llevar adelante
tareas que realiza el hombre y esto termina convirtiéndose en una competencia donde el ser humano lleva las de perder. El
extremo de esta idea lo plantea la novela de Jack Williamson Con las manos cruzadas, donde se muestra cómo la libertad humana
termina en esclavización a causa de unos robots eficientes.
En nuestros días, ya entrados en el siglo XXI,
no resulta extraño que estos seres pueblen los libros literarios, pasando de ser llamados autómatas a Robots. Muchos más son
los títulos que podríamos citar al respecto, pero creemos que estos que aparecen son ejemplos fundantes de un tipo de literatura
y de una tradición temática que tiene ya más de 200 años, y por ello resultan particularmente importantes.
Una cosa es manifiesta, la popularidad de los
robots y la creencia en sus habilidades y peligros fue creada en unos casos y ampliamente fomentada en otros por los textos
literarios, hasta tal punto que se puede decir que es a través de ellos (y también del Cine) que surgen la mayoría de los
retratos que llenan el imaginario popular a la hora de describir a estos seres automáticos.
La literatura tiene una ventaja sobre la ciencia,
y es la de que para que algo exista simplemente debe aparecer en el cerebro del autor, los límites los pone él, por lo que
esta clase de relatos son muy apropiados para la aparición de seres artificiales y en este sentido adelantarse a proyectos
científicos, que pretenden hacer de esa imaginación algo real. Los libros de Julio Verne, principalmente Viaje a la Luna,
son ejemplos de esto.
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