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Hitos Nacionales

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LOS GRANDES SUCESOS DE NUESTRA HISTORIA

 

 

A lo largo de los años en la Argentina se han ido generando grandes sucesos populares que han quedado en la historia cultural del país hasta nuestros días, y todo parece indicar que perdurarán mucho tiempo más.

Creaciones artísticas de distinto tipo, programas televisivos, historietas, dibujos animados, series y diferentes personajes han mantenido en vilo a la población de nuestro país durante generaciones enteras, traspasando las fronteras nacionales y las de sus respectivos géneros.

Esta sección es un homenaje a ellos, verdaderos hitos y orgullos nacionales, aquí podrá encontrar a aquellos que han hecho historia en el país, desde Mafalda hasta Titanes en el Ring, pasando por El Capitán Piluso y Patoruzú entre muchos otros, todos ellos juntos formando parte del Buenos Aires Toy Museum.

Elija a sus personajes favoritos y conózcalos mejor ingresando a sus respectivas páginas

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H I S T O R I E T A S

PERSONAJES ARGENTINOS

 

La Argentina es quizás el país con mayor cantidad de lectores de historietas en Latinoamérica y uno de los públicos más numerosos del mundo en este género. Si bien en las últimas décadas la cantidad de seguidores decayó ostensiblemente, no lo ha sido sólo en la Argentina sino en todo el universo, por lo que el país se mantiene, aún con la notoria debacle del género, entre los más destacados. Como característica a marcar, hay que decir que en el  país la lectura de historietas es tan común entre los adultos como en los chicos, por lo que muchas de las historietas que circularon y circulan hoy se dedican a un amplio espectro generacional, abarcando problemáticas que  incluyen a seres de variadas edades.

La popularidad de las mismas dio como resultado la creación de grandes cantidades de personajes que son parte de ellas. Algunos de estos tomaron fama mundial, traspasando no sólo las fronteras del cómic sino las del país. En este sentido, la Argentina es uno de los países más destacados en cuanto a la creación de personajes estelares, siendo varios los de alcance mundial.

A través del siglo XX muchos han sido los personajes que animaron la vida de los jóvenes y los no tan jóvenes del país, varias fueron las generaciones de argentinos que crecieron divirtiéndose con ellos y, ya maduros, se convirtieron en ávidos seguidores de los mismos.

En la década del ´30 un indio de prominente estatura fue el primer gran impacto del género historieta. El cacique y estanciero Patoruzú, habitante de las tierras patagónicas, fue un verdadero furor durante más de veinte años, llegando a tirar 300.000 ejemplares por semana. Aún hoy se lanzan a la calle 40.000 ejemplares, pasando a la eternidad tanto él como su creador: Dante Quinterno. Patoruzú es, además, el primer superhéroe nativo. Sus hazañas transcurren en el país y llevan el signo de la Argentina. De él se desprendieron otros personajes del mismo creador que también se convirtieron en insignias de la cultura nacional con sus propias historietas: Isidoro Cañones, Patoruzito e Isidorito.

Pero los años posteriores iban a ser más interesantes aún. En 1964 aparece Mafalda, el personaje de mayor fama en la historia  del país, llegando a ser cara de UNICEF y de diversas campañas políticas. Traducida a 26 idiomas, esta precoz muchachita de clase media vendió sólo en el país más de 20 millones de ejemplares entre sus historietas, libros y antologías. Estos números son sólo una muestra de la notoriedad e incidencia de Mafalda en la cultura argentina.

A estos personajes hay que agregarle a un pajarraco sin alas ni manos llamado Clemente, que pasó de ser la mascota de un conductor de tranvías a desplazarlo y luego eliminarlo de la tira, para convertirse en su protagonista durante más de treinta años. Clemente saltó a la televisión durante el mundial ´78 y de allí en más no paró de tirar papelitos durante los mundiales de fútbol, convirtiéndose en el simpatizante número 1 del país. Hoy Clemente sale diariamente en la contratapa del diario de mayor tirada de la Argentina –Clarín- y su creador –Caloi- se hizo mundialmente famoso, llegando a tener un programa de televisión propio.

Estos y otros personajes, como Inodoro Pereyra –sátira de la visión que se tiene sobre el gaucho en el propio país producida por el comediante Roberto Fontanarrosa- Diógenes –linyera del mismo creador- y los ya nombrados Isidoro Cañones e Isidorito muestran a sus modos distintas facetas del ser nacional y ayudan a conocer no sólo la identidad sino también la idiosincrasia y hasta los modismos de lenguaje de los argentinos. Ellos llevan en cada recuadro de sus historietas la cultura y el folclore de los habitantes de estas tierras. A continuación damos una breve reseña sobre la historia y las características particulares de los personajes más importantes.

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P  A  T  O  R  U  Z  Ú.

  EL SUPERHÉROE NACIONAL.

 

 

 

Patoruzú es un cacique tehuelche creado por Dante Quinterno. Su primera aparición pública se produjo el 19 de Octubre de 1928 en la historieta Las aventuras de Don Gil Contento del diario Crítica, con el nombre de Curugua-Curiguagüigua.

Patoruzú es, entonces, el apodo de este superhéroe indígena, apodo que proviene de una de las golosinas más populares en la época de su aparición, las pastillas Oruzú.

El 27 de Setiembre de 1930 aparece en la tira Julián de Monte Pío, del diario La Razón, y en poco tiempo llegó a ocupar el lugar protagónico, desplazando al propio Monte Pío.

Las mayores aventuras del personaje se dieron a partir de 1935 cuando aparece en el diario El Mundo. Un año más tarde, en noviembre de 1936, comienza a tener su propia tira, que, de salida quincenal, se convierte en una de las más populares del país, teniendo relevancia incluso internacional, ya que René Gosciny, mentor de Asterix y Obelix, se inspiró en el propio Patoruzú y su hermano Upa para escribir su famosa historieta.

La edad aproximada del personaje es de unos cuarenta años, hombre de gran nobleza, posee una fuerza física inquebrantable que proviene de tres componentes diferentes combinados, uno es el hueso del sagrado buey Apis que su padre le dejó, otro son sus baños en las aguas termales de las tierras de la Patagonia, y el tercero es la fuerza de sus antepasados que emana ni bien la necesita.

Al respecto cabe destacar un elemento, Patoruzú es solamente la segunda generación americana de su estirpe. Él desciende de Patoruzek I, un joven faraón egipcio descendiente a su vez de Pasametic III de la 27° dinastía. Patoruzek se enamoró de una princesa Napata, Patora la Tuerta, llamada así por un tic en su ojo izquierdo.

El primer hijo del faraón, Patoruzek II, durante una misteriosa crecida del río Nilo, se extravió con su nave y terminó en la Patagonia. De él desciende Patoruzú I, el Tata, cacique tehuelche y padre de Patoruzú y de sus hermanos Upa y Patora.

Las armas de Patoruzú son el arco y la flecha, que sólo son utilizadas como arma de duelo, manejándolas con gran destreza, las boleadoras, que usa meramente para detener al enemigo y nunca como arma contundente, y sus propio puños, que son su arma principal. Pose una enorme nariz que le proporciona un excelente olfato, lo que lo convierte en un gran rastreador. Sus pulmones logran provocar verdaderos vendavales cuando cree conveniente dar un gran soplido y los dedos gordos de sus pies tienen una forma peculiar que caracteriza a todo su linaje, están erguidos, apuntando hacia arriba.

Posee una pluma en su cabeza que indica su posición de cacique. Esta característica la instaura él, porque en realidad los caciques deben llevar tres plumas, pero, por respeto a su padre, él sólo lleva una.

Su enemigo principal es Mandinga (es decir, el diablo), el villano de la tira, que desea robar el alma de Patoruzú. Con este personaje tuvo varios memorables enfrentamientos junto a su compañero inseparable, el caballo Pampero, con el cual Patoruzú necesitó dos días y dos noches para domar. Pampero muchas veces llegó a salvarle la vida.

Patoruzú es el más antiguo de los superhéroes de fama mundial, es más antiguo que Superman, Batman, el Hombre Araña, etc. sus aventuras llevan más de 70 años divirtiendo a más de cinco generaciones de argentinos, llegando en las décadas del 40 y 50 a vender 300.000 ejemplares por semana. Aún hoy se lanzan a la calle 40.000 ejemplares en cada edición de Patoruzú, donde se presentan, algo remozadas, las antiguas aventuras del héroe  y, como ya marqué antes, fueron fuente de inspiración de relevantes historietas internacionales.

Patoruzú es el superhéroe criollo y, a su modo, representa al país.

Email The Buenos Aires Toy Museum, Argentina

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TITANES EN EL RING

LA LEYENDA DEL CATCH

 

 

Durante más de tres décadas Titanes en el Ring fue un exitosisimo programa televisivo en la República Argentina. Su show se trasladó también al teatro, al cine y a miles de clubes de todo el país que disfrutaron de las exhibiciones de catch de sus luchadores.

El espectáculo estaba basado en una serie de peleas semanales de lucha libre, donde decenas de llamativos luchadores disfrazados se enfrentaban entre sí por la gloria y por el triunfo del bien o del mal, a quienes representaban.

El mentor y líder de la trouppe fue Martín Karadagián, denominado también “el campeón armenio.” Este fue el personaje más querido del ciclo, su eterno golpe “el cortito” era prácticamente mortal para sus oponentes. No muy lejos de él se ubicaban la Momia Blanca “Luchador sordo mudo” y el carismático Caballero Rojo, los otros dos grandes ídolos que hicieron historia.

Todo comenzó un 3 de Marzo de 1962 cuando Karadagián se subió al cuadrilátero para pelear contra el por entonces archifamoso Capitán Piluso, creación artística de Alberto Olmedo, el más grande comediante que dio el país.

El éxito de esta pelea (que fue la única que perdió Karadagián en su historia) hizo que se apueste fuertemente a realizar un ciclo semanal basado en duelos de catch. La mayoría de las contiendas eran individuales, es decir, uno contra uno, aunque no faltaron en el ciclo los duelos “a la australiana” de dos contra dos y las verdaderas batallas campales de decenas de luchadores sobre el cuadrilátero donde hasta los árbitros defendían con sus puños a  uno u otro bando, convirtiéndose en parte estructural del show.

Entre los árbitros hay que considerar principalmente al inolvidable William Boo, un malvado juez que siempre intentaba que los villanos triunfen, aunque pocas veces lo lograba.

Poco a poco fueron apareciendo grandes personajes, a los ya nombrados debemos agregar el de Rubén “el Ancho” Peucelle –que luego tuvo su propio ciclo llamado Lucha Fuerte-, Benito Durante, Pepino el Payaso, el Mercenario Joe y La Momia Negra, nombres que impusieron su sello a lo largo de los años.

El programa estuvo siete temporadas consecutivas en el viejo Canal nueve hasta que en 1969 se abrió un breve impasse que duró hasta 1972, cuando el espectáculo retorna con todo su esplendor convirtiéndose esta la época de oro del ciclo. Durante estos años aparecieron nuevos personajes como Tufic Memet, el hombre de la barra de hielo, el gran Otto, y el gigante Yeti.

La década del ´80 arrancó con novedades, la llegada de Mr. Moto, el ejecutivo y el Pibe 10 fueron intentos de recambio necesario cuando la empresa comenzaba a decaer.

Pero todo se derrumbaría lentamente, en el año ´84 la ya deteriorada salud de Karadagián no le permite continuar en el ciclo, incluso deben amputarle una pierna. Los Titanes continuaron sin su mentor hasta 1988, año en que dejaron la pantalla grande para no volver jamás.

Karadagián falleció en 1991 producto de un problema cardíaco, actualmente, su hija Paulina, el show se presenta en clubes o carpas de todo el país, llevándole a las nuevas generaciones el hito creado por su padre.

El gran éxito de los Titanes produjo un enorme merchandising basado en remeras, discos compactos, máscaras, muñecos, figuritas y muchos accesorios que fueron objeto de veneración de los jóvenes y hoy son productos de colección de gran valor.

 

 

 

 

 

E S B O Z O   B I O G R Á F I C O

Héctor Germán Oesterheld

 

 

El escritor argentino Héctor Germán Oesterheld nació el 23 de junio de 1919 en Buenos Aires, Argentina, era hijo de un inmigrante alemán llamado Fernando Oesterheld  y de Elvira Ana Puyol, de origen vasco.

Desde muy temprana edad dio muestras de un particular interés por la lectura. En 1943, a los 24 años, comenzó a trabajar como corrector en el suplemento literario de La Prensa, donde publicó su primer cuento, intitulado “Truila y Miltar.” En él ya podemos encontrar sólidos vestigios de la estética que luego lo llevará a la fama y a la muerte.

Fue estudiante de Geología en la Universidad de Buenos Aires, complementando sus estudios universitarios con los de botánica, zoología y antropología, además de llevar adelante una intensa producción de literatura infantil que logró publicar en diversas editoriales.

Luego de recibirse de Geólogo contrajo matrimonio con Elsa Sánchez. Al poco tiempo abandonó la actividad científica para dedicarse de lleno a su gran pasión y su inescrutable sentencia: la literatura, comenzando así una lista interminable de éxitos como guionista de historietas: Bull Rockett, Sargento Kirk, Ticonderoga o El Eternauta son algunas de ellas, siempre de la mano de dibujantes de gran talento como Hugo Pratt, Paul Campani, Solano López o Alberto Breccia. Estos artistas conformaron un nuevo circuito de producción creativa en el país, cuyo eje se movía justamente tras Oesterheld.

En 1952 nace Estela, la primera de sus cuatro hijas. A ella le siguen Diana (un año después), Beatriz (1955) y Marina (1957). Tanto ellas como sus esposos compartieron el mismo destino de su padre; militantes montoneros, se convirtieron en víctimas fatales de la cruenta dictadura militar que sacudió a la Argentina en la década del 70´, permaneciendo aún hoy en estado de desaparecidos.

Con su hermano Jorge Oesterheld fundó la editorial Frontera, que se transformó en uno de los espacios más importantes de la literatura de aventura a través de revistas como Hora Cero y Frontera. Esta editorial, así como sus revistas, se caracterizó por llevar a los lectores un claro mensaje político y social que la alejaba de la clásica historieta pasatista y ancilar. Ellos daban cuenta de un giro estructural y semántico en el género que marcó un hito en la literatura nacional, ligando el cómic a la cruda realidad nacional y mundial de aquellos tiempos, donde la guerra estaba a la vuelta de la esquina.

Para Oesterheld la historieta nunca fue un mero entretenimiento sino una herramienta para arreglar lo que no funcionaba, un grito que quería hacerse oír, una nueva forma de decir basta.

Todos los géneros y temas fueron objeto de análisis de la editorial. El western, lo fantástico, la ciencia ficción, la historia argentina... hasta la segunda guerra mundial fue revisada por el escritor a través de su personaje Ernie Picke, donde, en medio del terror y la muerte, nos intentó mostrar el lado humano de las personas.

Luego, en el apogeo de su carrera, aparecieron nuevos personajes que dejaron su marca en la historia del género: Randall y Ticonderoga pasaron a ser parte de la memoria colectiva, al igual que su creador.    

Finalmente, su obra cumbre, El Eternauta, con dibujos de Solano López se transformó en una bisagra, con un antes y un después bien definido a la hora de la escritura de este tipo de relato. Su capacidad alegórica y anticipatoria aún hoy sigue impresionando a los que incursionan por primera vez en esta obra de máxima importancia para la ciencia ficción local.

A pesar de sus grandes éxitos, en 1963 la editorial entra en una severa crisis económica debido, quizás, a la inexperiencia comercial de sus fundadores, lo que lleva a Oesterheld a más de un lustro de oscuridad y silencio. Sin embargo, durante esta época crea a Mort Cinder, fiel reflejo de su estado de ánimo.

Pero en 1968 el mundo ha cambiado, los ecos del mayo francés y del Cordobazo repercuten en la intelectualidad argentina, y particularmente, en Héctor Oesterheld. Se crean nuevos movimientos sociales y políticos que luchan por un profundo cambio social, lo que hace aparecer en escena con todo su esplendor una faceta ya insinuada en las primeras creaciones de Oesterheld, la de un escritor que en lugar de reproducir la lógica del sistema la combate jugándose el propio pellejo en ello.

Como ejemplo podemos tomar su obra El Che en el mismo año 68´, historieta sobre la vida del guerrillero argentino, asesinado un año antes en las selvas bolivianas.

Aquí ya no hay lugar para las medias tintas parece decir Oesterheld, en medio de tal vorágine social no puede haber silencios que no se conviertan en complicidades. Oesterheld eligió el camino militante del escritor comprometido con la transformación social.  “En medio de Praga crecían amapolas...” y Oesterheld, junto a Sartre, le ponía letra a la historia.

Los años pasaron y “bajo los adoquines no hubo arena de playa” sino sangre derramada, sangre de quienes, como este escritor, intentaron aportar un pequeño ladrillo a la construcción de algo diferente.

En 1969 fue publicada una nueva versión de El Eternauta en la revista Gente, con dibujos más experimentales hechos por la pluma de Alberto Beccia. El contenido de la obra fue modificado por el propio autor, deslizándose más hacia lo político.

En esta época tanto él como sus cuatro hijas comenzaron a militar en Montoneros, la más importante y numerosa de las  guerrillas peronistas, protagonista de la lucha armada del país durante la década del setenta.

Oesterheld radicaliza sus ideas, dando origen a La guerra de los Antartes y a Camote, sus obras más representativas del período. Su arte, igual que el de Rodolfo Walsh y el de Francisco “Paco” Urondo, pasa a estar al servicio del objetivo nacionalista-populista de Montoneros, enfrentando la política liberal de la derecha Argentina.

Con la llegada del proceso militar Oesterheld pasó a la clandestinidad, escribiendo desde allí la segunda parte de  El Eternauta, libro que logró publicar en la editorial  Record. Allí retoma la edición de 1957 y realiza pequeñas adaptaciones respecto de la coyuntura social argentina y, más en particular, a la suya propia de perseguido político.

Pero todo el sueño se esfumó en 1977, cuando Héctor Germán Oesterheld, producto de su literatura, es secuestrado por un grupo de operaciones de los servicios de inteligencia militar argentina. Ese mismo año desaparecen dos de sus hijas –Estela y Marina-, y ya un año atrás habían pasado a formar parte de la larga lista de desaparecidos sus otras dos hijas: Beatriz y Diana.

Su obra y su vida, fundidas en un objetivo común, son hoy un ejemplo genuino para quienes pretenden consecuentemente luchar por sus ideas tratando de convertirlas en praxis, y fundamentalmente para aquellos que desde la literatura buscan disparar con sus plumas balas de liberación.

 

Crítica de El Eternauta

 

NINGÚN PUEBLO MUERE DOS VECES... ¿O SÍ?.

 

El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un

                                                                              grupo  humano.  Refleja así, aunque  sin intención previa, mi

sentir íntimo:  El único  héroe válido  es el héroe  “en grupo”

nunca el héroe individual, el héroe sólo.

Héctor Germán Oesterheld

 

El Eternauta, en su primera versión del año 1959, resulta ser una profecía que no puede causar más que asombro y estupor ante la premonición que ejerce sobre la posterior realidad nacional, esto seguramente fue así debido a que  esa realidad futura ya se estaba gestando en aquellos tiempos, comenzando a ser vislumbrada y sufrida por un importante sector de la población.

En aquella primera versión se puede ver lo que sucedió en la Argentina más de quince años después, durante el proceso dictatorial del cual el propio autor fue víctima, a la vez que se puede entender más vastamente el contexto presente de la enunciación: la época de la resistencia peronista.

Esta historieta visionaria, en su segunda versión de 1976, no tuvo que sufrir más que alguna que otra modificación, recalcando el autor ciertos elementos y profundizando las tendencias existentes en la versión del 59´, para convertirse en el cumplimiento exacto del objetivo de Oesterheld: Utilizar este género literario, de segundo nivel para la enorme mayoría de la intelectualidad, como una actividad  seria y capaz de dar cuenta de la realidad social de un país, como un arma eficaz para verter en ella mensajes de libertad.

Por ello, ya que en su primera versión se encierran prácticamente todos los elementos de la totalidad de la obra -de manera concreta o emergente- creemos conveniente hacer un análisis basado en ésta, mostrando lo que creemos que son los puntos salientes, y luego focalizar las modificaciones producidas en la posterior, cuando la lucha contra la dictadura y su actividad en la guerrilla peronista Montoneros dieron pie a la utilización de sus creaciones artísticas –cuya cumbre es justamente El Eternauta- de manera mucho más cruda y directa, profundizando los explícitos antagonismos entre el poder político y la resistencia popular.

 

El Eernauta es un típico relato de cajas chinas. Es decir, un relato dentro de otro. La historia de un escritor que comienza a narrar una historieta en la tranquilidad de su hogar es el marco del relato en el que Juan Salvo se convierte en el Eternauta. La primera historia nos deposita en la segunda, volviendo a la primera a través de numerosas intercalaciones a lo largo del desarrollo del texto, como un esquema de entradas y salidas en diferentes dimensiones temporales cuyo punto álgido es el final del relato.

La invasión sobre la tierra no tiene un objetivo específico,  como tampoco lo es contar la vida del Eternauta. No se narran en la historia las peripecias de este viajero del espacio y de los mundos, de este ser cansado de llevarse puesta su vida antes del bautismo eterno que lo condena a caminar sobre tiempo y espacio por siempre jamás, sino que se cuenta su vida antes de convertirse en el Eternauta, cuando era simplemente Juan Salvo, un héroe todavía anónimo.

 

Esta obra tiene la particular paradoja de contar una historia que todavía no aconteció. El Eternauta, viajero del tiempo, llega al año 1959 para contarle al escritor de historietas lo que sucederá en 1963. Es una historia pasada muchos siglos atrás para el viajero (hay datos que nos aseguran que estuvo en el siglo XXV) pero todavía relativamente lejana para el escritor.

El escritor se pregunta al final del texto: Qué hacer para evitar tanto horror?¿Será posible evitarlo publicando todo lo que El Eternauta me contó?

Aquí vemos claramente la intención narrativa de Oesterheld: contar para denunciar, contar para cambiar la historia. El guionista-personaje está frente a un dilema que el guionista-autor- Oesterheld- tomó como bandera, estamos frente al poder de la palabra, como lo recalca a la vez (cuestión que veremos más adelante) la lucha contra los “manos.”

Una de las diferencias más notables entre la primera y la segunda parte es la que se establece respecto de la posición del intelectual. En la primera versión, El Eternauta se materializa delante de un guionista de historietas, quien simplemente narrará su travesía. Aquí el escritor asume un rol pasivo frente a la historia, sentado mirando la noche y escribiendo aventuras ajenas. Por más que el escribir es vislumbrado como una acción capaz de parar la masacre, el escritor no toma parte concreta de la resistencia popular, produciéndose un marcado límite: están los que arriesgan la vida enfrentando al enemigo y quienes cuentan los dramas de la población sentados en un cómodo sillón frente a un gran ventanal. La mentalidad del intelectual, aún para el “combativo” Oesterheld del 59´, continúa siendo burguesa, es decir, continúa en el fondo reproduciendo la lógica de la clase a la que pretende derrocar.

En la versión del año 76´ en cambio, el escritor toma parte activa en la historia, a la par de contarla la construye. Es él quien junto a Juan Salvo lucha en la resistencia. Vemos entonces, un claro desplazamiento de la figura del intelectual entre la primera y la segunda parte. En la primera los que luchan son los otros, los obreros, los profesores universitarios. El escritor se entera de la historia y la cuenta. En cambio, en la segunda, el escritor es parte de la resistencia a la invasión junto a los trabajadores, es parte del pueblo trabajador, está indisolublemente ligado a ese pueblo por más especificidades que contenga, como por ejemplo tener la capacidad de describir eficazmente los acontecimientos.

Justamente, el luchador más valiente y audaz resulta ser Franco, el obrero, lo que demarca el carácter clasista de la obra. Esto lo podemos ver claramente en el momento en el que Salvo dice: Allí están, por ejemplo, Franco, el fundidor que me salvó la vida. Un simple obrero fundidor... y se ha mostrado más capaz y resuelto que nadie... él me defendió cuando todos huían.

Oesterheld da a entender que los trabajadores no sólo pueden ponerse a la cabeza de la resistencia y organizarla sino que plantea que cuando lo hacen resultan ser los más capaces.

No es casual este cambio si tomamos en cuenta la historia del propio Oesterheld, que a lo largo de su vida se fue comprometiendo más y más en la lucha social hasta llegar a organizarse y morir por esa causa.

Por otra parte, teniendo en cuenta la ideología peronista de Oesterheld, resulta claro que la invasión extraterrestre es una metáfora de los intentos del imperialismo mundial de conquistar la economía argentina, desplazando cualquier vestigio nacionalista de la toma de decisiones. Ya no resulta sugestivo entonces, que el grupo que enfrenta la “invasión” se haga llamar a sí mismo “La resistencia”, en clara alusión a la resistencia peronista, una de las organizaciones donde las masas obreras enfrentaron las políticas de dominación imperialista en el país. Resulta evidente que aquí cualquier semejanza con la realidad está lejos de ser pura coincidencia.

Otro elemento a destacar es la ridiculización que se hace del enemigo. Tanto los cascarudos como los hombres-robots tienen una manera torpe de actuar y de atacar, producto de una maquinización guiada por los Manos.

Estos últimos mueren por medio de la glándula del terror que los Ellos pusieron en sus cuerpos, dicha glándula segrega veneno dándoles muerte sin haberlos atacado. El arma más importante y letal para vencerlos es la palabra. La función del intelectual entonces, resulta casi imprescindible.

Es interesante destacar que tanto los invasores como la resistencia al momento de atacar o de defenderse lo hacen de manera indirecta. Los Ellos lo hacen por medio de los manos, los gurbos, los cascarudos y los hombres-robots (seres humanos que responden a los pedidos del enemigo). Los militares de la tierra mandan al frente de lucha a civiles con la excusa de que solo gracias a sus estrategias se puede vencer al invasor, por lo que no pueden arriesgar la vida en el campo de batalla. Esto se ve claramente en la batalla llamada “el asedio de River Plate” cuando luego de vencer a los cascarudos en una cruenta batalla, los civiles reciben la “visita” del estado mayor militar.

Lo mismo ocurre cuando Favalli hace morir a uno de los “manos” en los túneles del subte, haciéndole segregar la glándula del terror. Allí el mano confiesa su posición de esclavo ante los enigmáticos “Ellos” que dominaron su planeta tiempo atrás y los obligaron a luchar en beneficio suyo.

Tanto unos como otros combatientes son carne de cañón para beneficios ajenos. Los que luchan son los dominados, los oprimidos de ambos bandos, que se matan entre sí por el miedo a morir. No hay odio de los manos hacia los hombres por ejemplo, hay obligaciones de lucha. Con esto Oesterheld denuncia claramente las guerras de pobres contra pobres que alienta continuamente el imperialismo para saciar su sed de riquezas, llama a no aceptar ser mandado a la guerra por triunfos ajenos.

 

            Luego de narrar la historia, El Eternauta se reencuentra con su familia. Allí deja de ser El Eternauta para volver a convertirse en Juan Salvo, el mismo despreocupado Juan Salvo del anterior 1959, cuatro años antes de la invasión. Ni bien se reencuentra con su familia olvida todo lo que contó, se fusiona con su ser presente en ese tiempo y ante la pregunta del guionista sobre si ha olvidado todo, Juan Salvo dice no conocerlo siquiera, introduciéndose a su hogar. 

El Eternauta ha olvidado todo al volver al pasado, y va camino, sin saberlo, a su mismo futuro. La circularidad del texto es perfecta y al llegar a este punto no encontramos ni principio ni fin. Las cosas volverán a suceder tal cual pasaron, una y otra vez.

Juan Salvo, el hombre común (el pueblo), se ha quedado sin memoria, volverá a cometer los mismos errores, la invasión lo encontrará desorganizado y sorprendido, desandará los años despreocupado sin preparar la resistencia, y, aunque luchará heroicamente, lo hará tarde; la tierra será nuevamente una batalla perdida.

Sólo el intelectual encierra el pasado, la memoria, por lo que en el presente es el único que puede marcar los pasos del futuro, pensar lo que hay que hacer para resistir y evitar la segunda muerte de la tierra. Podrá hacerlo o no, eso dependerá de él, pero la humanidad está lejos de conseguirlo por sí sola, se dirige a la muerte sin siquiera sospecharlo, sin tener conciencia de hacia donde va, viviendo la cotidianidad sin saber que el final está cerca.

Ningún pueblo muere dos veces, salvo que cometa los mismos errores, entre ellos el más importante, el no tener memoria, gran lección

que nos deja Oesterheld con esta gran obra.

OESTERHELD, OTRA FORMA DE HACER HISTORIETAS.

 

 

El género historieta ha dado a lo largo de la historia numerosos y diversos productos, algunos de ellos con temáticas y estéticas antagónicas a las canónicas. Los personajes nombrados anteriormente así como sus historias y sus creadores se enmarcan dentro de lo que podríamos denominar “historieta tradicional”, aunque con ciertas variantes y novedades según cada caso. Pero en la Argentina durante casi  20 años –desde fines de los ´50 hasta mediados de los ´70- este tipo de historieta para entretenimiento convivió con otra comprometida socialmente y que intentaba dar un mensaje político más profundo. Existen muy pocos casos donde este género adquirió tal clase de contenidos, más característicos de la “literatura alta”, como la novela o la poesía; uno de esos pocos casos es la Argentina y, más precisamente, Héctor Germán Oesterheld.

Oesterheld, guionista de historietas con más de setenta creaciones, fue la cara más visible de este quiebre en el género. El Eternauta, La guerra de los Antartes y El Che fueron sólo algunas de las historietas donde el contenido político revolucionario fue un objetivo cuidadosamente elaborado por el escritor, junto, claro está, con las particularidades propias de una creación artística. En esos momentos el peronismo con ribetes socializantes era aún para muchos intelectuales una salida revolucionaria y muchos adscribían a él. Oesterheld fue uno de esos intelectuales que utilizó la literatura como su lugar de batalla, ubicándose del lado del campo popular.

La editorial Frontera (creada por Oesterheld) y las revistas Frontera y Hora Cero (dirigidas ambas por él) establecieron en el país una nueva manera de ver al género, sacándolo del puro divertimento y demostrando que se puede hacer con él algo no sólo para entretener sino para denunciar injusticias y miserias. En este sentido, Oesterheld fue un escritor doblemente revolucionario: Por un lado en cuanto a sus ideas políticas plasmadas en el contenido de sus obras, y por otro en el propio género, donde creó una nueva manera de hacer historietas, desmitificando la visión del cómic como algo secundario y meramente superficial. El propio Julio Cortázar, con Fantomas, de alguna manera le rindió homenaje y continuó el camino comenzado por Oesterheld cuando la dictadura le impidió publicar sus textos en el país y él decidió dar sus mensajes a través de una historieta que logró traspasar la censura militar.

A continuación mostraremos la biografía y un catálogo con las obras del que fue uno de los más encumbrados guionistas de historietas del país, aún hoy desaparecido, un hombre que utilizó su talento artístico no para beneficio y confort personal sino como herramienta para la transformación social. Adjuntamos también una crítica de su obra más relevante: El Eternauta. 

MUESTRA "HÉROES COLECTIVOS"

 

¿DÓNDE ESTÁ OSTERHELD?

 

Desde el 23 de setiembre al 13 de Octubre del corriente año se desarrolló en el Palais de Glace una muestra sobre el desaparecido guionista argentino Héctor Germán Osterherld denominada "Héroes colectivos." Osterheld fue el mayor guionista de historietas de la historia del país, pasando a la fama con la realización de El Eternauta, donde, principalmente en la segunda parte, logró fusionar ciencia ficción y realidad política como nunca antes (ni después) nadie pudo hacerlo.

La muestra se llevó a cabo por iniciativa de su nieto, Martín Osterheld, que intentó rescatar a su talentoso abuelo del olvido moderno. En ella, expuesta en la sala del primer piso del lugar, se mezclaron exposiciones gráficas, animación computarizada, documentales, secuencias diapositivas y arqueológicas revistas de historietas.

Cuatro enormes murales presentaron las distintas facetas del escritor, en uno de ellos su sonrisa alegre junto a sus cuatro hijas -víctimas también de la represión llevada a cabo por el último gobierno militar- nos enseñan a Osterheld en una clara imagen familiar antes que la lluvia de nieve tóxica caiga sobre sus cuerpos y los sepulte en el silencio imperante de la época.

En otro de los murales se podía obtener la información detallada sobre la totalidad de su obra artística, dando un breve racconto de las obras más importantes.

Un tercer mural mostraba el rostro del escritor en tamaño sideral, mirando fijamente al público. Debajo de él se leía: ¿Dónde está Osterheld.? La respuesta, claro está, muy pocos la saben.

El cuarto mural daba cuenta de su obra cumbre: El Eternauta, en una de las batallas más importantes de la historieta: "La batalla en la cancha de River"

Las paredes intentaron revivir a través de fragmentos de su obra y de críticas de otros escritores el espíritu literario del guionista, aunque no buscaron dar cuenta de su compromiso social, dejando así un vacío difícil de llenar ante las causas de su secuestro y ante su obra misma.

De fondo acompañaba una melodía continua que sumergía a los concurrentes en un mundo de fantasías por el que transitaba sobre nosotros, en imagen computarizada, el propio viajero del espacio sin tiempo. Al mirar el techo del Palais de Glace, se podía pensar que El Eternauta nos anunciaba lacónicamente, "Estoy aquí aún y nunca me iré del presente", tremenda sentencia sobre el propio escritor, que, sin tiempo ni espacio, todavía deambula buscando un espejo donde reconocerse, una suelo donde descansar.  

En medio de los murales, grandes mesas exhibían originales históricos y revistas antiguas donde publicaba las historietas en que daba vida a Randall, Ticonderoga, o el propio Juan Salvo.

Las diapositivas en serie mezclaban ante un fondo blanquecino vida y obra del "héroe colectivo". En un rincón apartado de la muestra, una precaria sala de cine mostraba un documental biográfico que se complementaba con las diapositivas.

En medio de la sala, debajo de la imagen computarizada, un rústico nylon negro que prometía sorpresas y creaba expectativa, cumplía la decepcionante función de impedir el paso de la luz de la sala de planta baja, para crear un clima intimista que de no logrado terminó siendo frío.

Dado quién era el inspirador de la muestra, hubiese sido interesante que la misma se complemente con un lugar para el debate sobre la posición del intelectual en la sociedad y con un recorrido crítico que exceda lo puramente descriptivo, principalmente teniendo en cuenta la concepción cultural que llevaba adelante en sus obras el propio Osterherld.

Lamentablemente, luego de salir del Palais de Glace, queda la impresión de que algo faltó, de que no podemos reconstruir el rompecabezas llamado Osterheld porque le han quitado algunas de sus piezas y las que quedan no encastran. No queda claro quién fue y porqué desapareció, lo que nos demuestra que no se termina de entender a la vez el sentido de su obra, ya que murió a causa de ella, por el compromiso social que mantuvo consecuentemente a lo largo de su vida, tomándose en serio lo que otros leen como un mero entretenimiento.

El rescate del olvido propuesto por los realizadores de la puesta sólo se cumple a medias.  Una pregunta termina sobrevolando nuestras cabezas:

¿Dónde está Osterheld?

 

 

Manuel García Ferré fue uno de los más afamados dibujantes del país, nación en Almería, España, en 1929, 18 años más tarde llegó a la Argentina, de donde nunca más se fue. Siempre la animación fue su principal fuente de ingresos, particularmente a través de cortos publicitarios.

En 1952 realizó su primer cómic, intitulado Pi-Pío, para la revista infantil Billiken. Pi-Pío se desarrollaba en un poblado llamado Villa Leoncia, allí aparecen por vez primera Oaki e Hijitus, que luego cobfrarán gran fama con Anteojito, su propia editorial, creada en el año 1964 y que funcionó durante 37 años ininterrumpidos.

A través de esta editorial y principalmemnte de la revista homónima, García Ferré dió vida a entrañables personajes como Calculín, Hijitus, Larguirucho Petete y la Bruja Cachavacha,además de realzar las figuras ya existentes de Pí-Pío, de Oaki y de Hijitus.

Por otra parte, la revista Anteojito presentó además una amplia gama de historietas, un libro enciclopédico para niños que tituló "El libro gordo de Petete" y lanzó otras revistas, como "Muy Interesante" y "Ser padres hoy". 

Debido al éxito de sus personajes, García Ferré llegó a realizar una serie animada televisiva llamada "Hijitus", de salida semanal, y otros programas más con personajes como Calculín, Petete y Anteojito.

También llegó a efectuar largometrajes muy exitosos, Las aventuras de Hijitus, en el año 1973, fue un rotundo triunfo de la animación argentina, convirtiendose en uno de los más poppulares dibujos animados de nuestra historia. Este éxito lo llevó a continuar por esta senda, y en 1975  presentó "Mil intentos y un invento", con Anteojito y Antifaz, y "Petete y Trapito", en e laño 1981 presenta a otro personaje que hace historia, "Ico, el caballito valiente", que cobra fama internacional. Luego de un largo alejamienot de la pantalla grande, volvió en 1999 con Manuelita la tortuga, basada en la canción infantil de María Elena Walsh, y un año después presentó Pantriste, su última película.

El mayor éxito de García Ferre fue, sin lugar a d udas, Hijitus, fue este personaje quien lo catapultó definitivamente a la fama y le dió relevancia nacional e internacional. Hijitus fue uno de los primeros superhéroes argentinos, sólo anticipado por Patoruzú, aunque las aventuras de Hijitus se asimilaban mucho mejor con el arquetipo de héroe popular mundialmente, principalmente a través de los grandes héroes norteamericanos. Hijitus utilizaba su sombrero, con poderes sobrenaturales, y pasaba, de un simple niño argentino, a convertirse en Superhijitus luego de pronunciarlas mágicas palabras: "Sombrero sombreritus, conviérteme en Superhijitus", y con una hélice sobre su cabeza, un traje azul y una capa salía a enfrentarse al malvado Profesor Neurus a su ayudante Larguirucho.

Como ha pasado muchasveces en la animación nacional, Hijitus se originó como un personaje secundario, había sido presentado como un joven harapiento dentro de las aventurass de Pí-Pío, en Billiken. Pero poco a poco fue cambiando y creciendo, hasta transformarse en el personaje central de su propia tira. Hijitus vivía en un comienzo en Villa Leoncia, siendo vecino de Oaki y de su adinerado tío Gold Silver, pero luego se mudo a un tubo de una construcción en las afueras de Trulalá junto a su perro Pichichus.

Otra clásica rival de Hijitus era la bruja Cachavacha, quien con su escoba voladora y junto a su compañero el búho intentaba cometer miles de tropelías, que en la mayoría de las veces eran desbaratadas por Superhijitus o por El Hada Patricia, otro personaje de la tira que hacía esporádicas apariciones y que seenfrentaba, principalmente, a la Bruja Cachavacha.

Luego de unos años, el propio malvado y torpe Larguirucho tuvo su propia tira, llamada "Las aventuras de Larguirucho".

Hijitus alcanzó el éxito con los episodios televisivos producidos entre 1967 y 1974.

Esto se debió a que a fines de los 60's, los japoneses Meteoro y Astroboy, los americanos Pato Lucas, Bugs Bunny, los Picapiedras o los Supersónicos, dominaban la pantalla chica, y no existían competidores para los estudios americanos y japoneses.

En varios países, solo existían alternativas en el campo de las historietas.

En la Argentina, tenían gran peso Patoruzú, Isidoro o Mafalda.

Y en 1967, Manuel García Ferré creó a Hijitus.

Así como los diarios publican tiras diarias, García Ferré creó una "tira diaria animada".

Cada día, en cinco horarios distintos, se emitía un episodio de 1 minuto, que culminaba a fin de mes. Se realizaron 50 aventuras a lo largo de 7 años.

 A raíz del éxito del dibujo animado, el canal 13 TV de Buenos Aires, puso en el aire los Domingos por la mañana "El Club de Hijitus", programa transmitido en vivo, en el cual actores disfrazados de los personajes realizaban entretenimientos con la participación del público.

Otro atractivo del programa era la retransmisión de los cinco episodios emitidos durante la semana en un solo bloque de cinco minutos.

Reafirmando su calidad, cada tanto se repusieron los viejos episodios por TV, transmitiendo incluso una aventura completa de media hora cada día.

Hijitus pasó luego al cine, merced a la recopilación de tres capítulos de la TV (Las aventuras de Hijitus).

También apareció en ropa, juguetes, discos, figuritas y festivales.

A la derecha vemos la portada de un disco, con Larguirucho, Oaky e Hijitus.

Un producto muy popular fue el cacao para preparar con leche llamado "Nutri, Súper Hijitus".

Además, el chocolatín Jack, traía en su interior un pequeño juguete, tomado de los personajes de la tira. Cada año se realizaba una colección nueva.

Hoy en día, quienes guardaron esos muñequitos los atesoran como si fueran una obra de arte.

Hijitus pasó desde la TV hasta los comics en 1969 a través de "Las aventuras de Hijitus", que se editó durante 10 años.

Reapareció en pocas ediciones en 1983.

En el año 1994, regresó como invitado especial en un capítulo doble en la revista Anteojito.

En Marzo de ese mismo año comenzaron las historias de 16 capítulos (la primera de estas historias se llamó "Un extraño ladrón").

Hijitus, fue recuperado por los mayores y compartido con los hijos, con un éxito tal que motivó realizar mas aventuras, ahora con color por computadora y temas mas actuales, pero con la magia de siempre porque ya Hijitus es una leyenda...

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M A F A L D A

 NIÑA PRECOZ


 

Mafalda es el personaje más relevante y popular de la historieta argentina, niña nacida de una típica familia porteña de clase media, terriblemente irónica, cautivó a generaciones con su simpatía a lo largo y a lo ancho del planeta. Mundialmente conocida, se transformó en una insignia de las costumbres y la personalidad nacional. Mafalda se hizo famosa a causa de la gracia de sus preguntas y comentarios, su inocencia, sus ideales libertarios, su inconformismo y sus ocurrencias disparatadas. Estas fueron las características más salientes de su personalidad y lo que la despegaba del resto. Junto a ella en la tira había otros personajes que, si bien completaban el mundo de Mafalda, tenían existencia propia. Estos eran Felipe, el complemento perfecto de Mafalda, su mejor amigo, Manolito, hijo del almacenero del barrio, a veces él mismo atendía el mostrador. Era el personaje más realista, siempre con los pies en la tierra, cortaba la imaginación de los demás. Susanita, amiga entrañable de Mafalda aunque diametralmente opuesta a ella, incurable enamorada representativa de la generación de los ’50, que quería ser ama de casa y madre.  Libertad, la última en incorporarse al grupo de amigos de Mafalda,  con padres hippies, representaba las utopías de la época. Libertad era una niña muy pequeña, tan pequeña que Mafalda se sorprendía de que algo tan ignoto sea la libertad. Además Mafalda vivía con sus padres y un hermano menor llamado Guille, a veces aparecía una tía. El padre era un corredor de seguros y la madre una ama de casa que poco podían hacer ante las ocurrencias de su hija.

A Mafalda no se le conoce apellido, pero una vez en el colegio entregó un trabajo con el nombre Mafalda M, con lo cual habría de suponer que el apellido comienza con esa consonante.

Chica precoz, odia, sobretodo, la sopa, y siempre se preocupa por la humanidad, la paz, y los derechos humanos. Es muy patriota y le fascinan los Beatles. Creada por el genial dibujante Joaquín Salvador Lavado, más conocido bajo el sobrenombre de Quino, su primera aparición pública fue el 29 de Setiembre de 1964 en la Revista “Primera Plana” para luego pasar al diario "El Mundo".

Cuando este diario cerró, Mafalda y sus amigos debieron tomarse vacaciones durante un tiempo hasta que la revista "Siete Días" los contrató.

Su edad era de seis años al comienzo de la tira y de ocho cuando la tira apareció por última vez en el año 1973.

Pero si bien la última tira publicada apareció el 25 de Junio de 1973, Mafalda siguió viva en la memoria y en el corazón de todos los argentinos, convirtiéndose en uno de los personajes más populares y representativos del país tanto para los propios argentinos, que se veían reflejados en las palabras y los comentarios de la niña,  como en la forma de vernos desde el exterior.

Ya en el año 1966 comienza a traspasar fronteras, publicándose en varios diarios de Uruguay. En 1968 Mafalda llega a Europa y es traducida por primera vez al italiano. En Milán aparecen 30 tiras y un dibujo de ella en un libro titulado Libro dei bambini terribili per adulti masochisti, una antología de Mafalda.

En 1969, debido al éxito de la antología, aparece en Italia el primer libro que recopila sus tiras, con el título Mafalda, la contestataria, que llevaba un prólogo de Umberto Eco.
En 1981 comienza a publicarse en catalán, y en 1984, se edita, por primera vez, en gallego.

Cuando la historieta original finaliza, en el año ´73, comienzan a aparecer en  Canal 11, producidos por Daniel Mallo, una serie de cortos animados de Mafalda. Tres años más tarde, en 1976, Mafalda se convierte en el primer personaje de historieta argentino en ser protagonista de una campaña de UNICEF.

En 1981 se estrena en la Argentina el primer largometraje de Mafalda, producido también por Daniel Mallo y con animaciones de Catú, un año después esta película se estrena en España con gran éxito. A esta altura Mafalda ya era un personaje mundial.

En el ‘83, en el Salón del Libro de París, se llevó a cabo una exposición completa sobre Mafalda para una campaña de la Liga Argentina para la Higiene Dental.
En el ‘85 los dibujos animados son doblados al francés y se pasan por la T.V., en Francia, Bélgica, Luxemburgo y Canadá.

En 1986 aparece por primera vez en Estados Unidos en una recopilación de chistes gráficos, con el título de The World of Quino.

El año 1987 marca un hito en la historia de Mafalda, el propio Joan Manuel Serrat le pide a Quino que vuelva a dibujar una "tira" completa con el personaje para su disco sobre poemas de Mario Benedetti “El Sur también existe” que, por distintas razones, finalmente no se utiliza.

El 17 de abril de 1987, después del fallido golpe de estado contra el gobierno de Alfonsín, Quino dibuja a Mafalda diciendo: "¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!”, comenzando su participación activa dentro de la arena política a favor del gobierno radical, al cual Quino adhería. En 1988 Quino vuelve a dibujar a Mafalda junto a Libertad, otro de los personajes de la tira, para un afiche del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina en conmemoración del Día Universal de los Derechos Humanos.
En ese mismo año, el 3° Salón Internacional del Comic de Erlangen otorga a Mafalda el gran premio "Max und Moritz", uno de los más prestigiosos premios mundiales para historietas, y el 26 de octubre el entonces Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Facundo Suárez Lastra y su Secretario de Cultura, Félix Luna, elevaron al Consejo Deliberante un proyecto para que Mafalda fuese declarada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires,  aduciendo que Mafalda “simboliza lo mejor del espíritu de muchos jóvenes argentinos, que no se resignan a acatar el orden establecido y pretenden modificarlo y enriquecerlo con sus propias ideas.” Aunque el proyecto no prosperó por una traba legal, el sólo intento demuestra la importancia del personaje en la órbita cultural nacional.

En 1989 se editó en forma simultánea en Argentina y España (Ediciones de la Flor y Lumen) Mafalda Inédita, con dibujos de Mafalda que no habían aparecido originalmente ni en posteriores recopilaciones.

Mafalda siguió viva aún en los ‘90, sobre todo en el exterior. En 1992 se realizó en Madrid una gran exposición llamada "El Mundo de Mafalda" y se publicó un libro con el mismo título. En esta exposición se presentó un cortometraje de animación realizado por el cubano Juan Padrón, en el cual Cristóbal Colón encuentra a Mafalda cuando llega a América.

En 1993 aparece por primera vez en Argentina, publicado por Ediciones de la Flor, Toda Mafalda.
En 1995 la T.V.E. (Televisión Española) y la T.V. Autónoma de Cataluña produjeron 104 cortos animados de Mafalda de 1 minuto cada uno realizados por Quino (con la dirección de Juan Padrón), con argumentos tomados directamente de las tiras.

En ese año se publicó en Suecia la colección completa, en 12 libros.

En la Argentina, en 1995, Mafalda fue utilizada como "cara" de la campaña de los ciclos del Teatro Colón para los chicos titulados "Vamos a la Ópera" y "Vamos al Ballet". El 28 de noviembre de ese año se inauguró en el barrio de Colegiales la "Plaza Mafalda", lugar público recreativo y de esparcimiento.

Mafalda fue traducida a 26 idiomas, sus libros vendieron, sólo en Argentina, 20 millones de ejemplares. Los diez únicos libros de la serie continúan reimprimiéndose una y otra vez en todo el mundo. Estos números simbolizan mejor que nada el lugar de Mafalda en el mundo, pocos han logrado obtener su popularidad y su inserción en culturas muchas veces antagónicas. Mafalda en casi cuarenta años de existencia traspasó no sólo fronteras sino también los estrechos márgenes de las tiras para convertirse en un personaje más de la realidad.

 

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EL CAPITÁN PILUSO.

 

El Capitán Piluso fue un héroe nacional interpretado por el genial comediante rosarino Alberto Olmedo, durante casi una década, desde 1960 hasta 1969, ocupó un lugar privilegiado en la televisión argentina convirtiéndose en un rotundo éxito popular que aún hoy, entrados en un nuevo milenio, se recuerda con alegría y con nostalgia.

Piluso estaba armado con una gomera, su "uniforme" consistía en una remera de marinero a rayas horizontaes, de colores azul y blanco, y un gorro ....., en nuestros días llamado "gorro Piluso". Este personaje era acompañado por su ayudante Coquito, interpretado por su amigo Humberto Ortiz.

Piluso pasó por tres canales televisivos argentinos, comenzando en el que era el único canal privado de la época, el viejo Canal 9. Este personaje fue una invención conjunta entre el Gerente General del canal, Manuel Alba, el productor Hernán Abrahamson y el propio Olmedo, que le dió la forma definitiva, quedando el guión del programa a cargo de Humberto "Coquito"

Ortiz.

Presentaba dibujos animados y entre ellos sus propias aventuras (que no eran otra cosa que sus sueños), que atraían muchísimo a los chicos, que lo convirtieron en su ídolo máximo. Junto a Coquito, enfrentaba absurdos y diversos problemas desopilantes programa tras programa, que causaban gran impacto en los espectadores y los cuales nadie sabía cómo se iban a desarrollar exactamente, ya que Olmedo pocas veces se mantenía entre los límites del guión y solía improvisar continuamente.

Lo que nunca se modificaba en demasía era el final, la abuela de Piluso lo

llamaba con un grito: ¡Pilusooo!   ¡la leche!. La cara de Piluso al ir a

tomarla era siempre el gag final.

Piluso logró entrar en el corazón de los niños, esto fue así porque los trataba como iguales, les guiñaba el ojo, y ellos entraban en sintonía con él.

Su importancia fue tal que gracias a él luego pudieron tener su lugar en la televisión los "Titanes en el Ring", ya que debido al éxito de una pelea ficticia organizada entre El Capitán Piluso y Martín Karadagián, que ya en esa época se destacaba como luchador, el canal 9 le propuso al campeón armenio tener un espacio semanal en el aire. La pelea, ganada por Piluso, atrajo a más de 3000 niños y colmó el estadio cerrado más grande de la ciudad en ese entonces.

Luego de unos años el programa pasó al estatal Canal 11, para culminar luego en el Canal 2 de La Plata.

 

 

 

 

 

Isidoro Cañones:

 

Aficionado a la vida fácil, al scotch, a los autos deportivos y a los burros, el prototipo del chanta porteño sigue aún protagonizando sus locuras, regularmente, cada quince días.

A continuación, la historia de un personaje que quebró la barrera del tiempo sin perder el pelo ni las mañas.

Polera negra, saco cruzado, mocasines relucientes, pelo a la gomina, un vaso de scotch para entonarse y directo a la boite. Isidoro Cañones saldrá a festejar cualquier asunto que sea de su agrado. Dicen que no importa la edad cuando el espíritu es joven y parece que es verdad porque el Isidoro de hoy es el mismo de siempre. O casi. Del mismo modo en que el indio encarnaba todas las virtudes humanas casi hasta el aburrimiento, Isidoro se reservó para si una gran cuota de verosimilitud y realismo al recrear el prototipo del hombre de la noche de la década del cuarenta.

Para quienes no accedían a las boites y al jet-set, Isidoro era una forma de vivir y conocer el Buenos Aires nocturno. Todavía era necesario vestir esmoquin y moñito para entrar en las fiestas de la alta sociedad. Tomás Sanz, dibujante y director de la revista Humor, recuerda su relación con el

personaje: "Cuando lo conocí era muy pibe y yo podía imaginarme cómo era ese mundo a través de dos cosas: el tango e Isidoro". Mar del Plata, con sus exclusivas boites forradas de leopardo, era la Meca; el lugar obligado para cualquier cajetilla que gustase cambiar de paisaje de vez en vez. Y para Isidoro era el horizonte perfecto para un fin de semana salvaje. Sin embargo, aún no había vivido sus más apasionantes aventuras. Isidoro comenzó a zafarse en 1968 cuando Faruk se incorporó al equipo de guionistas donde ya trabajaba Mariano Juliá. Juntos pensaron cómo convencer a Quinterno de que Isidoro necesitaba ampliar sus horizontes, abrir las fronteras y lanzarse a conquistar el mundo entero. Además, el play-boy debía conseguir una compañera que lo secundara en sus estafas y negociados. Aunque Faruk recuerda especialmente lo difícil que fue persuadir al dibujante, no pasó mucho tiempo antes de que el camino de Isidoro se cruzara con el de Cachorra, en pleno viaje a Mar del Plata.

 Rubia, estilizada, fina y siempre a la moda, Cachorra era la versión femenina de Isidoro pero con una diferencia: llevaba una doble vida; se comportaba como una dama frente al coronel Urbano Cañones, el severo tío del playboy, pero se sumaba a cuanta estafa emprendía su amigo.

Los viajes a Mónaco, París, Londres, Nueva York, Roma, Montecarlo comenzaron a ser moneda corriente en la vida de Isidoro que además ya había dejado en el pasado el esmoquin y vestía sacos sport, solapas anchas y, a veces, hasta se animaba a los jeans. El pelo engominado sin embargo permaneció incorruptible.

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La revista Isidoro

 Desde el momento en que gana sus propias aventuras en la revista Patoruzú, Isidoro presenta una familia y una vida ajena a la que lleva en las historias que comparte con el indio, ya que vive con su tío, el Coronel Cañones en la casa de este, en lugar de compartir el techo con Patoruzú.

La trama de estas historias es simple: Isidoro, playboy porteño y típico piola, intenta vivir sin trabajar y darse todos los gustos gracias a la fortuna de su tío que, una y otra vez, intenta en vano hacerlo sentar cabeza.

En 1968 sale a la calle Locuras de Isidoro, revista en la que hacen su aparición Manuel, mayordomo gallego de la familia Cañones, y Cachorra, despampanante rubia que suele ser cómplice de las artimañas de Isidoro.

Estas historias son las que se reeditan hoy en día bajo el título Selección de las Mejores Locuras de Isidoro.

NOTA: Durante la década del ´70 se intentó llevar a la pantalla grande a Isidoro, personificado por Santiago Bal, proyecto que finalmente no se cristalizó.

 

Isidoro Cañones:

 

Isidoro Cañones fue un personaje de historieta creado por Dante Quinterno, representaba al típico chanta porteño, era un aficionado a las carreras de caballo, a la vida fácil, a los coches deportivos y a su inseparable Scotch, que lo acompañaba diariamente.

Peinado a la gomina,  con esmoquin, unos lustrosos mocasines y su vaso de Scotch, Isidoro iba de fiesta en fiesta intentando divertirse y vivir la vida a su manera.

Se puede decir que Isidoro fue la contracara de la otra famosa historieta creada por Quinterno, Patoruzú, ya que el patagónico originario encarnaba todas las virtudes humanas y este personaje encarnó al hombre de la noche en la década del ´40, el galán atrevido, el trasnochador que le huye al trabajo.

La forma de vivir de Isidoro representaba a todo un sector del país que sin ser de la elite económica vivía y conocía el Buenos Aires nocturno y entraba a las fiestas de la alta sociedad.

Isidoro era además un estafador profesional y sus negociados eran algo necesario para que él logre vivir la vida que pretendía. Luego de unos años, Isidoro conoció a  Cachorra, su versión femenina, una rubia fina y siempre a la moda que se convertió rápidamente en su coequipier a partir de fines de los ´60. Cachorra llevaba una doble vida, ya que se comportaba como una dama y a la vez se sumaba a cuanta estafa emprendía Isidoro.

Pero a Isidoro, además, le salían todas bien, y así logró viajar por todo el mundo a seguir con sus andanzas. Montecarlo, París, Londres, Nueva York y Roma entre otras grandes ciudades sufrieron las avivadas de este porteño.

Por otra parte, su vestimenta fue cambiando, dejó de lado el esmoquin y comenzó  usar sacos sport y, a veces, incluso jeans.

Desde el momento en que comienza sus propias aventuras en la revista de Patoruzú Isidoro presenta historias totalmente ajenas a las del héroe sureño. La trama es simple, vive con su tío, el Coronel Cañones, y lleva una vida de Play-Boy muy alejada de las heroicas andanzas del indigena. Isidoro intenta vivir sin trabajar y darse todos los gustos que quiera a través de la riqueza de su tío, que no logra hacerlo sentar cabeza.

Desde el año 1968 sale la revista "Las Locuras de Isidoro", lugar merecidamente propio para este personaje.

CLEMENTE, LA GENIAL CREACIÓN DE CALOI

Clemente es una creación de Carlos Loiseau, alias Caloi. Nació en 1973 como el personaje secundario de una tira que protagonizaba Bartolo el maquinista, conductor de un tranvía que recorría la ciudad, siendo una adaptación y el mejoramiento de un dibujo que el propio Caloi había creado cuando tenía tan sólo siete años de edad. En poco tiempo, Clemente ocupó el lugar principal de la historieta, desplazando a Bartolo, hasta que este finalmente desapareció junto a su tranvía quedando Clemente como único protagonista y dando un giro a la tira.

Clemente es una especie de pájaro a rayas negras y amarillas, con una trompa en lugar de pico y sin alas ni manos, es un crítico de la realidad argentina, sus comentarios y conclusiones responden a la realidad social, política y económica del país con un tono sarcástico e irónico, suele burlarse de las figuras más encumbradas no sólo de la Argentina sino del mundo, está enamorado de la Mulatona, personaje de prominentes pechos, tez morena y gruesos labios siempre pintados de color rojo fuerte, siendo común que Clemente termine oculto dentro de los propios pechos de la muchacha.

A Clemente le encanta el fútbol, destacándose su participación no sólo en tiras sino en la televisión, mediante su versión animada durante los mundiales. En esos momentos suelen aparecer decenas de Clementes saltando y gritando a favor del seleccionado argentino desde una tribuna de fútbol, con gorros, banderas y binchas, también suele aparecer “el hincha de Camerún”, un personaje similar a Clemente pero negro, que simpatiza por el país africano y que se hizo conocido durante el mundial de España ´82.

Clemente tiene un hijo llamado Jacinto, con el cual charla asiduamente sobre diferentes problemáticas, Jacinto se destaca por dejar enormes charcos de orina cuando habla con Clemente, de los cuales este huye tomando vuelo, ya que el volar es otra de las características del personaje principal. También en ocasiones hace su aparición el Clementosaurio, una fusión entre los antiguos dinosauros y la figura de Clemente.

Con el tiempo Clemente se fue haciendo más porteño, tomando la tipología del hombre de la ciudad, un poco canchero y audaz. De vez en cuando vuelve nostálgico a su antiguo barrio donde encuentra el tranvía.

Aún hoy, ya entrados en el nuevo milenio, Caloi sigue dibujando diariamente a este personaje en la contratapa del diario de mayor tirada del país: Clarín.

Con los años, Clemente se ha convertido, junto a Mafalda, en la gran creación de la animación argentina de los últimos setenta años, innumerables figuras pasaron por su tira para charlar con él, y es ya un personaje característico

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1933

Alberto Orlando Olmedo nace en Rosario el 24 de Agosto. Vive con su madre Matilde Olmedo, en la casa de la calle Tucumán 2765, en el Barrio Pichincha.

1940

A los seis años ingresa en la escuela Nº 78 Juan Francisco Seguí.

Medio año después comienza a trabajar en la verdulería y carnicería de José Becaccece, ubicada en la calle Salta 3111.

 

1947

Por intermedio de Salvador Naón (Chita) se integra a la claque del teatro La Comedia.

 

1948

Con su amigo Osvaldo Martínez se incorpora al Primer Conjunto de Gimnasia Plástica en el Club Newel's Old Boys de Rosario. Por esa época también participa en una agrupación artística vocacional que funciona en el Centro

Asturiano: LA TROUPE JUVENIL ASTURIANA.

 

1951

Como parte de los números de La Troupe, forma junto a Antonio Ruiz Viñas el dúo Toño-Olmedo.

Ya como profesionales, la pareja actúa en varios espectáculos, entre ellos Gitanerías, dirigido por Juanito Belmonte.

 

1954

A fin de año decide viajar a Buenos Aires para probar suerte.

 

1955

En Mayo ingresa como switcher al viejo Canal 7 de Ayacucho y Posadas, con la ayuda de su amigo Pancho Guerrero, a quién había conocido unos años antes en Rosario.

En la cena de fin de año en la que se reúnen las autoridades y el personal del canal, Olmedo realiza una formidable improvisación y Julio Bringuer Ayala, interventor de la emisora, le ofrece trabajar como actor.

 

1956

Una semana después de la cena debuta en LA TROUPE DE TV, programa dirigido por Pancho Guerrero en el que trabajan María Esther Gamas, Noemí Laserre, Tincho Zabala y Rodolfo Crespi entre otros.

Además comienza a hacer monólogos y pequeños sketchs en LA REVISTA DE JEAN CARTIER, donde surge El Profesor de Locutores. Al mismo tiempo participa en Medianoche en Buenos Aires y en Sonrisas y Melodías.

 

1957

El productor Julio Moller le ofrece protagonizar un ciclo infantil los sábados al mediodía y nace Joe Bazooka. El programa dura tres años, pero Olmedo no deja de trabajar como técnico.

 

1958

El 12 de Marzo se casa con Judith Jaroslavsky.

 

1959

El 20 de Agosto se estrena GRINGALET, de Rubén W. Cavallotti, película en la que debuta como actor cinematográfico interpretando un papel secundario.

El 3 de Diciembre nace su primer hijo, Fernando.

 

1960

En el Canal 9 comienza EL CAPITAN PILUSO, ciclo que dura poco más de tres años en esa emisora. En 1965 el programa se emite durante un año en Canal 7 y a partir de 1967 se presenta dos años en el Canal 2 de La Plata.

 

1962

El 19 de Marzo nace Marcelo, su segundo hijo.

 

1964

El 30 de Marzo ingresa al elenco de OPERACION JA JA, un programa de Gerardo y Hugo Sofovich en Canal 11.

Ese mismo día, debutan Javier Portales y Maria Rosa Fugazot.

El 26 de Julio nace su tercer hijo, Mariano.

En Octubre se separa de Judith Jaroslavsky.

 

1965

En Enero comienza el programa UN VERANO CON OLMEDO, dónde vuelve a ser protagonista de un ciclo, con dirección de Gerardo y Hugo Sofovich.

 

1967

Se casa el 23 de Septiembre con Tita Russ.

 

1968

El 28 de Julio nace Javier, su cuarto hijo.

En Operación Ja Ja nacen los personajes  Rucucu y el Yéneral Gonzáles, y al mismo tiempo Olmedo se presenta esporádicamente en otro ciclo de los Sofovich, Vivir es una Comedia, también emitido por Canal 11.

 

1969

Participa en EL BOTON, por Canal 9, además presenta Domingos de teatro porteño y realiza algunas actuaciones especiales en Domingos de mi ciudad.

 

1970

En Enero conduce el programa El Test de las familias que se emite por Canal 9.

El 14 nace su única hija, Sabrina.

El 3 de Diciembre regresa a Canal 11 con LAS 36 HORAS DE OLMEDO, una emisión a beneficio de la Casa Cuna y del Hospital Argerich, dónde bate el récord de permanencia en cámara.

 

1972

Comienzan los ciclos EL CHUPETE, Con libros de Juan C. Mesa y Jorge Basurto, y FRESCO Y BATATA, junto a Jorge Porcel, ambos en Canal 13.

Protagoniza junto a Susana Brunetti la comedia musical PROMESAS, PROMESAS en el teatro Odeón.

 

1973

El 22 de Marzo se estrena LOS CABALLEROS DE LA CAMA REDONDA, la primera de las películas filmadas para el sello Aries, con dirección de Gerardo Sofovich.

 

1974

Protagoniza ALBERTO VILAR, EL INDOMABLE, con libros de Víctor Sueyro, en Canal 13.

 

1975

En Julio debuta en el teatro de revistas, en el Maipo, junto a José Marrone.

En el mismo teatro se presenta en su primera revista con Jorge Porcel, dirigida por Gerardo Sofovich.

 

1976

El 4 de Mayo, en el primer programa del año de El Chupete, se anuncia la "desaparición física" de Olmedo y una semana después, como consecuencia de la broma, se levanta el ciclo.

 

1978

Protagoniza el ciclo OLMEDO '78 por Canal 11.

 

1979

Continúa el mismo programa como OLMEDO '79.

 

1980

Protagoniza junto a Susana Giménez el ciclo ALBERTO Y SUSANA, en el Canal 13, con libros de Hugo Moser, Víctor Sueyro y Humberto Ortiz.

El 19 de Junio se estrena A LOS CIRUJANOS SE LES VA LA MANO, primera película del cuarteto Alberto Olmedo - Susana Giménez - Jorge Porcel - Moria Casán, dirigida por Hugo Sofovich.

 

1981

Comienza el programa NO TOCA BOTON en Canal 11.

Junto a Porcel,Giménez y Casán presenta LA REVISTA DE LAS SUPERESTRELLAS en el Teatro Metropolitan, dirigida por Hugo Sofovich.

En Julio se separa de Tita Russ.

 

1982

En la temporada de Mar del Plata el mismo equipo se presenta con SEGUIMOS ROMPIENDO LAS OLAS.

 

1983

En el programa No Toca Botón, nacen dos personajes exitosos: Lucy y El Nene.

En este último Olmedo comienza a hacer sus famosos "chivos".

 

1984

Nace el personaje Chiquito Reyes, doble de riesgo; en No Toca Botón.

 

1985

Durante la temporada en Mar del Plata, protagoniza la comedia EL BICHO TUVO LA CULPA, dirigida por Hugo Sofovich.

Este año comienza el ciclo de No toca Botón con la quema del disfraz de Rucucu. Nacen El Dictador de Costa Pobre, El Pitufo, El Psicoanalista y el nuevo Chiquito Reyes, esta vez como un marido cornudo.

 

1986

Durante el verano presenta El Bicho tuvo la culpa en Villa Carlos Paz.

Este es el año del Manosanta, Alvarez y Borges y El mucamo Perkins.

Comienza la "Fiebre Olmedo".

En Septiembre inicia un ciclo de presentaciones en el restaurante Michelángelo, junto a Javier Portales, Beatriz Salomón, Divina Gloria y Alfonso Pícaro; además del cantante Guillermo Guido y los grupos Botton Tap y Caviar.

El 18 de Diciembre debuta con la obra EL NEGRO NO PUEDE en el Teatro Neptuno de Mar del Plata.

 

1987

Durante el verano la obra bate el record histórico de asistencia de público a la sala, con 119.877 espectadores.

Gana el premio Estrella de Mar '87

El programa No Toca Botón pasa a Canal 9 y nace el personaje Rogelio Roldán, jefe de Cadetes.

 

1988

Protagoniza en Mar del Plata la obra ERAMOS TAN POBRES, dirigida por Hugo Sofovich.

El 3 de Marzo se estrena su película póstuma, ATRACCION PECULIAR.

Fallece el 5 de Marzo en la ciudad de Mar del Plata.

 

 

 

Filmografía en Argentina

 

Intérprete:

Atracción peculiar (1988)

Galería del terror (1987)

El manosanta está cargado (1987) Alberto / El "Manosanta"

Susana quiere, el negro también! (1987)

Los colimbas al ataque (1987)

Rambito y Rambón, primera misión (1986)

Los colimbas se divierten (1986)

Miráme la palomita (1985)

Sálvese quien pueda (1984)

Los reyes del sablazo (1984)

Los extraterrestres (1983)

Los fierecillos se divierten (1983)

Los fierecillos indomables (1982)

Amante para dos (1981)

Las mujeres son cosa de guapos (1981)

Te rompo el rating (1981)

Departamento compartido (1980)

A los cirujanos se les va la mano (1980) Así no hay cama que aguante (1980) El rey de los exhortos (1979) Dr. Alberto Benavidez Expertos en pinchazos (1979) Custodio de señoras (1979) Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo (1978) Mi mujer no es mi señora (1978) Fotógrafo de señoras (1978) Las turistas quieren guerra (1977) Basta de mujeres (1977) Los hombres sólo piensan en eso (1976) Maridos en vacaciones (1975) Alberto Mi novia el... (1975) Hay que romper la rutina (1974) Los doctores las prefieren desnudas (1973) Los caballeros de la cama redonda (1973) El hombre del año (1970) Los debutantes en el amor (1969) Villa Cariño está que arde (1968) Flor de piolas (1967) Escándalo en la familia (1967) El glotón (inconclusa - 1967) Dos quijotes sobre ruedas (1966) Hotel alojamiento (1966) Viaje de una noche de verano (1965) Ritmo nuevo, vieja ola (1964) La herencia (1964) Las aventuras del Capitán Piluso (En el castillo del terror) (1963) Capitán Piluso Barcos de papel (1963) Una jaula no tiene secretos (1962) Gringalet (1959)

 

Sus máscaras

 

El Capitán Piluso (un héroe con gomera capaz de divertir a los chicos), Rucucu (largo levitón oscuro, sombrero de copa redonda, anchos bigotes y dialecto "ucraniano"), el Yéneral González (caricatura de un militar latinoamericano de pocas luces metido en un operativo junto a oficiales ingleses y estadounidenses), Borges (eterno aspirante a periodista que impuso otra exclamación que hizo época: "¡Hay efectivo!") y El Nene (que ya tenía sus años pero, para pasarla bien, insistía con que era menor).

 

También ha perdurado en el tiempo gracias a Lucy (travestido de mujer para conseguir empleo), El Dictador de Costa Pobre (patético tiranuelo latinoamericano que lanzó, con gesto incluido, el popularísimo "¡De acá!"), Rogelio Roldán (empleado explotado y acosado por la mujer de su jefe), El Manosanta (adivino "abrasileñado" que recibía a sus "víctimas" con el dicho

"Adianchi") y El Psicoanalista (un terapeuta en busca de amores).

 

 

 

El Capitán Piluso

 

En 1960, el canal 9—único canal privado de entonces—, le ofreció un jugoso contrato por el que decidió dejar el 7 y abandonar definitivamente su trabajo como técnico. Manuel Alba, el gerente general del 9, ideó un personaje inspirado en un amigo suyo llamado Piluso. El productor Hernán Abrahamsohn le sugirió ponerle el grado de Capitán. Así nació El Capitán Piluso.

 

Con Olmedo estaba Humberto Ortiz, quién escribía los guiones y no era otro que Coquito. Juntos marcaron una época inolvidable para la televisión argentina y para todos los que éramos niños en aquel entonces. El éxito de Piluso era enorme y los chicos lo seguían a todos lados. Un día se organizó una pelea entre el Capitán Piluso y Martín Karadagián en el Luna Park que dejó fuera del estadio a casi 3000 chicos.

 

Piluso era un verdadero ídolo infantil. Los pibes hacían lo que él decía. Un día se le ocurrió decirle a los chicos en cámara, como desarmar un teléfono.

Al día siguiente el canal 9 recibió muchísimos llamados de madres cuyos hijos habían destrozado sus teléfonos.

 

La voz en off de la abuela de Piluso, la que le decía ¡Pilusoooo! ¡La leeeeche!, era de la hermana de la esposa de Olmedo, Inés Jaroslavsky.

 

 

Rucucu

 

El 28 de julio de 1968 nació Javier, su cuarto hijo y el primero de la pareja. Cuando jugaba con el bebé, acostumbraba decirle una palabra sin

sentido: rucucu. Un día que la cámara lo iba a dejar pagando, puso la mano en el lente y gritó ¡rucucu!. Así nació el personaje en Operación Ja Ja.

Cuando presentaba el programa decía otra de sus frases célebres para que la gente no cambie de canal: "notocabotón". Ese año también surgió el personaje del Yeneral Gonzáles, que los mismos militares disfrutaban durante la época de Onganía. También participó de Vivir es una Comedia, actuando junto a Porcel una o dos veces por mes.

 

El Capitán Piluso

 

El Capitán Piluso

 

Nota del 1 del 3 de 1995.

 

 

 

 

Hernán Abrahamsohn fue productor del primer ciclo del Capitán Piluso y participó en la creación del personaje ideado por el mítico Manuel Alba. En medio de muchos recuerdos. Abrahamsohn desempolva la pelea entre Piluso y el temible campeón del mando Martín Karadagian en un Luna Park repleto, con más de dos mil pibes en la calle.

 

En junio de 1959 me llamó Manuel M. Alba, flamante gerente general de Canal 9, por entonces Cadete, Compañía Argentina de Televisión, la primera onda privada de la Argentina. El concesionario era don Kurt Lowe, a la vez gerente y propietario de la agencia que hacía publicidad en los cines. En ese momento me comunicaron que yo iba a trabajar de productor de algunos programas bajo las órdenes nada menos que de la inolvidable Blackie.

 

Sobre el pucho me dijeron que también iba a hacer un programa para chicos, y a los cuatro o cinco días me mandó a llamar Alba y me presentó a Alberto Olmedo, a quien yo conocía del famoso Joe Bazooka y de varios de los personajes que hacía en el viejo Canal 7. A su vez, Olmedo estaba acompañado por el gordo Coquito, su amigo inseparable, talentoso, muy bueno. El iba a escribir los libretos, a los que jamás les prestaron atención, porque lo de ellos era un asunto de improvisación pura.

 

Ya a principios de 1960 empezamos a barajar las posibilidades del programa, iba a ser cortito, unos flashes de cinco minutos. A la sazón, Manuel M. Alba tenía un amigo que se llamaba Piluso, que lo volvía loco, lo llamaba por teléfono permanentemente. Así que no se le ocurrió mejor cosa que, en homenaje a la insistencia del amigo, ponerle ese nombre al personaje de Alberto; y yo le dije: "Che, pero pongámosle un grado. El capitán Piluso". Y así quedó el Capitán Piluso para toda la vida.

 

Para que hiciera la voz de la famosa abuela habíamos apalabrado a una vieja actriz que el día que empezamos a hacer el programa en vivo no fue. Tuvimos unas corridas tremendas porque estábamos por salir al aire, y recurrirnos a otra actriz para que hiciera el papel en carácter transitorio. Y la voz de la abuela, como dicen que no hay nada más permanente que lo transitorio, fue para siempre la de esa actriz, que incluso era pariente de Olmedo, porque se trataba de Inés, la hermana de Judith Jaroslavsky, su primera esposa.

 

Con Inés siempre inventábamos alguna variante para ese momento en que toda la pebetada aprovechaba para tomar la leche, cuando se escuchaba la voz de la abuela:

 

¡Pilusooo! ¡La leeeche!

 

Entonces aparecía en cámara una mano con una bandeja, una copita, un vaso grande o una cacerola, siempre hacíamos algo distinto. Y las caras que ponía Piluso cuando le daban mucha o poca leche eran siempre el gag final, el remate.

 

Tuvimos un éxito terrible y el programa se fue alargando. Me acuerdo que la gente, las madres, sobre todo, llegaban al canal con sus chicos, que a lo mejor tenían siete u ocho meses. El nene a esa edad no entendía nada sobre Piluso, ni siquiera sabía quién era su propio padre, pero las que venían a verlo eran las madres, con la excusa de traer a los pibes. Era fulminante, se llenaba el estudio.

 

Después de un tiempo se nos ocurrió hacer una serie de películas que filmábamos en 16 milímetros y las pasábamos durante el programa, eran los sueños de Piluso. En una de ellas, Olmedo se tiraba con un paracaídas desde el avión. Un conocido mío, que era jefe en el Aeroparque, ordenó parar durante tres horas los aterrizajes para que pudiéramos filmar con Piluso las secuencias de su llegada. Hicimos varias, una de ellas en una fábrica textil, otra en una algodonera, siempre con la colaboración total de toda la gente a la que le pedíamos, porque era un personaje universal.

 

En esa época Martín Karadagian tenía ganas de hacer un programa de catch por televisión, pero don Kurt Lowe tenía algunas dudas acerca de la repercusión que podían tener esas luchas, y en una conversación que tuvimos con él surgió la idea de hacer una pelea con Piluso. Empezamos con una promoción muy especial. Piluso, por ejemplo, compadreaba durante el programa: "Cuando lo agarre a Karadagian le voy a hacer la toma floqui, lo voy a reventar, lo voy a romper todo". A la vez, junto con Adolfo Haimovich ?que era gente del noticiero de Canal 9? filmábamos el entrenamiento de Karadagian en los bosques de Palermo, hacíamos como si la cámara lo hubiera sorprendido preparándose. Y la gente, incluso un escritor como Rodolfo Taboada, me Regó a preguntar: "Che, pero decime, petiso ¿es cierto que se están entrenando para pelear?”. Se había creado una atmósfera de expectativa increíble.

 

Llegamos al mes de noviembre de 1960 y Tito Lectoure ofreció el estadio Luna Park para que se hiciera la famosa pelea. Tenía que ser una cosa espectacular, a todo trapo. Salimos desde el Aeroparque. La Fuerza Aérea me facilitó un helicóptero, pero Coquito no quiso subir, se negó terminantemente; viajó en auto mientras nosotros sobrevolábamos la Avenida del Libertador, después Leandro N. Alem, hasta que llegarnos a la plaza que está detrás del Correo Central. Según los cálculos de la policía, se habían quedado afuera entre 2.500 y 3.000 chicos. En el estadio no cabía nadie más, Lectoure nos dijo: "Nunca he visto el Luna Park lleno como ahora". Alrededor del ring estaban los chicos que tenían problemas de locomoción, chicos de Alpi. Los maestros de ceremonias fueron Pipo Mancera y Armando Repetto, que después fue el conductor del Reporter Esso. Cuando salió Piluso, el Luna Park se vino abajo. Era el ídolo.

 

Karadagian era el malo, le decían de todo, pero tenía su repercusión. La pelea fue cruel, porque además estaba Hans Águila, el famoso juez que siempre hacía trampa. Fue muy terrible, pero al final ganó Piluso, porque Coquito le pasó un tronco de árbol para que le diera en la cabeza a Karadagian. Y cuando Hans Águila lo proclamó campeón, parecía que el Luna Park iba a reventar, porque eran miles de chicos gritando como locos; fue emocionante.

 

Una vez que terminó la pelea, recorrimos la Avenida Corrientes, doblamos por Callao y después por Santa Fe hasta la Plaza San Martín, juntando juguetes para los chicos de barrios carecientes. íbamos en camiones playos; en uno viajaba toda la troupe de Karadagian, y en otro los mejores personajes de las series que Canal 9 tenía en el aire en ese momento, estupendamente realizados, vestidos y caracterizados como tales; Lowe era un hombre de cine y sabía hacer las cosas bien. Yo no sé cuántos kilos de juguetes se juntaron, pero fue una verdadera locura, la desconcentración en Plaza San Martín fue apoteósica. La pelea fue un domingo a la mañana y el tape se repitió dos veces más durante la semana a pedido del público, porque como muchos no lo habían visto, lo pedían hasta en el noticiero. Fue la primera vez que Canal 9 hizo exteriores, el director de cámaras fue Edgardo Borda, compañero nuestro durante muchos años.

 

Así fue como Titanes en el ring llegó a ser lo que fue y como Olmedo lo ayudó a Karadagian, le abrió la gran puerta para que la chiquilinada lo conociera. Para agradecerme por todo lo que habíamos hecho, Karadagian me tuvo como presidente del jurado de Titanes en el ring siete u ocho años. La gente me paraba por la calle para decirme: "Señor, hizo muy bien en echarlo a Hans Águila".

 

A Piluso y Coquito no se los podía sacar a la calle, eran ídolos, y Olmedo era un tipo entrañablemente querido; hasta la Fuerza Aérea lo había nombrado Capitán honorario. Después de que nos desconectamos, nos veíamos cada tanto con Humberto Ortiz y nos acordábamos de algunas cosas como aquella vez que fuimos con Titanes en el ring y Piluso a Monte, a las maniobras del Ejército. Dimos una función y resolvimos que en una de las peleas el Ruso Kowalsky agarrara a la Momia y la tirara a la platea. Coquito estaba sentado entre los coroneles y los generales, y ya le habíamos avisado: "Cuando éste lo tire, vos levantate y salí". Cuando se levantó, lo dejó adelante al general Julio Alsogaray, la Momia se le cayó encima y se armó un desparramo terrible. Para los 5.000 soldados que estaban mirando fue todo un festejo.

 

La respuesta de la gente era tremenda. Recuerdo que el 9 de junio de 1960 se incendió el Canal 9 y nos pasamos la noche tratando de salvar la ropa, las cámaras y un montón de aparatos que llevamos a la quinta que la actriz Fanny Navarro tenía enfrente. Nos dio coñac y café, estábamos muertos de frío, fue una noche infernal. Al día siguiente salió Hugo Guerrero Marthineitz, entre las ruinas humeantes, diciendo que no había pasado nada. Ese día se decidió que Piluso iba a salir al aire igual.

 

¡Cómo no iba a salir! Trabajamos en el estudio 3, que no tenía techo porque se había quemado, y cuando estábamos en lo mejor empezó a llover. Pero seguimos haciendo el programa porque la gente venía con paraguas.

 

Durante mucho tiempo, a Piluso se le dio por hacer sus famosas recetas, unas tortas horribles que siempre se le quemaban. Les ponía unos ingredientes espantosos, llenaba todo de harina. Y los pibes lo seguían, era como una obligación. Un día me dijo:

 

?Hoy les voy a decir a los chicos cómo hay que desarmar un teléfono.

 

?Che, Negro, tené cuidado, mirá que los pibes hacen lo que ven.

 

Al día siguiente se armó un escándalo porque los chicos habían hecho polvo no sé cuántos teléfonos.

 

Yo creo que todo esto lo deben haber visto por lo menos tres generaciones.

En cierto momento una autoridad del canal decidió que había que cambiar la hora del programa, y yo le llevé a Kurt Lowe tres biblioratos llenos de cartas que pedían que volviera al horario anterior. Realmente llamaba la atención, eran cartas de abogados, médicos, profesionales que se quejaban porque era la única media hora que los tipos tenían para distraerse un poco, sacarse los piojos de la cabeza y ver a Piluso. La gente grande también lo seguía y lo festejaba, nos paraban por la calle para pedimos cosas.

 

Era un personaje simpático, bohemio, un pibe grande, con una inventiva bárbara. Respetaba a los chicos, los trataba como iguales, los hacía cómplices, miraba a cámara y les decía: "Ahora a Coquito le voy a hacer tal cosa", les guiñaba el ojo. Y el pibe que estaba mirando entraba en la onda de que entre los dos iban a reventar al gordo, porque él también era partícipe del asunto.

 

En el 62 Lowe vendió sus acciones y un montón de productores nos fuimos con él. Ya Piluso había pasado al Canal 11, pero nos seguíamos viendo con el Negro y con Coquito, nos dábamos abrazos, nos reíamos y nos acordábamos de las macanas tremendas que habíamos hecho.

 

Esa fue la historia de Piluso, el origen del joven Capitán.

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